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Reportaje:

La feria de las esperanzas

Cientos de jóvenes titulados acuden a Granada a un certamen de empleo en el que participan 38 empresas internacionales

Encontrar un trabajo es una tarea tan complicada que las Administraciones han editado guías, los sociólogos han escritos libros de ayuda y los más despiertos han convertido la tarea de buscarle empleo a los demás en su propio medio de ganarse la vida. Pero el hecho de que existan tantos asesores e intermediarios no constituye paradójicamente una garantía. De ahí que la Feria Internacional del Empleo de Granada, destinado a los recién licenciados universitarios, tras conseguir durante dos años un alto número de contratos, se haya convertido en un acontecimiento al que peregrinan cientos de jóvenes con la esperanza casi intacta. El evento es organizado por la Universidad de Granada y el Inem a través de la red Eures.

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Hasta mañana, el recinto ferial de Armilla es una modesta isla de Utopía hacia la que enfilan muchas personas con un alto grado de preparación que buscan un primer empleo por encima del país, de la temporalidad del contrato o de la generosidad del sueldo.

Empresas como los laboratorios Abbot, Banesto, Disneyland Resort, Rowland Pharmacy o Danone atienden personalmente a los buscadores de trabajo. Hay pruebas incontestables de que la feria funciona: pocas horas después de la apertura ya se habían firmado los primeros contratos. Aún así el contrato es un tesoro que no está al alcance de todos. Las dificultades son muchas y de orden diverso.

El hormigueo en el interior del recinto ferial es constante. Cristina, un almeriense de 26 años, diplomada en Turismo, ha venido en busca de trabajo. A pesar de que teóricamente el turismo es la industria nacional de Andalucía Cristina sólo ha conseguido trabajos de temporada en empresas marítimas en la operación de paso del Estrecho.

"No he encontrado nada. Las empresa suizas exigen dos o tres idiomas con un nivel alto oral y escrito. Ahora compruebas que los planes de estudio no se acomodan al modelo laboral preponderante", señala Cristina, que acaba de dejar su currículo en el pabellón de un portal de empleo en Internet y en Disneyland.

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Precisamente, la multinacional norteamericana de las atracciones es uno de los focos de interés. Antoine Van der Plassche, su delegado en la feria de Granada, asegura que ha tramitado 6 o 7 contratos en pocas horas, contratos para trabajar en el parque de París para puestos de animación y para atender las tiendas. "No tenemos límite de contratos, ya que generamos unos 5.000 temporales y 2.500 indeterminados", señala. El trabajo es de marzo a octubre y el sueldo es de 1.103 euros mensuales con una jornada laboral de 35 horas a la semana. "Los demandantes vienen para sumar experiencia y mejorar sus conocimientos del idioma", señala.

María del Mar Feriche tiene 30 años, estudió Ciencias del mar en Cádiz y ahora reside en Motril. Terminó la carrera hace dos años y desde entonces ha pasado por diferentes cursos de especialización. "A este ritmo no voy a encontrar trabajo". María del Mar es una de las personas que han dejado su solicitud en Disneyland.

María Jesús, la acompañante de María del Mar, entorna los ojos y reconoce que situación es aún peor. Estudia último año de Farmacia y dice que ha encontrado ofertas de todo tipo menos relacionadas con su especialidad. Coincide en que el idioma es un atolladero difícil de salvar. "Me daría igual el país con tal de encontrar trabajo. Iría a todos menos a Alemania. Por el idioma", dice.

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