Ética global
En la carta al director firmada por el señor Arturo Romero Carnicero se pregunta de qué herramientas disponen los estudiantes para reaccionar frente a un supuesto plagio, refiriéndose al parecido entre una idea presentada a un concurso dentro de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura y otra realizada casi simultáneamente por otros profesionales sobre el mismo tema.
Yo, como coautor de la idea realizada (el Chill-Up, que consistía en sillones inflados, suspendidos de globos azules y anclados al suelo por piedras), sólo conozco un camino: la transparencia entre profesionales, que he defendido siempre en los 30 años que llevo ejerciendo la arquitectura.
Cuando el grupo de estudiantes que acudió el mes pasado a nuestro estudio nos preguntó cuándo se nos había ocurrido la idea, dijimos claramente que en diciembre de 2002. Según el señor Romero, cuando se preguntó al arquitecto de Arco (al que ni siquiera conocemos) sobre el tema, éste dijo que las similitudes entre ambos proyectos eran pura coincidencia, y que el encargo hecho por Arco era muy anterior al concurso de estudiantes.
Todo esto es cierto. ¿Se duda de nuestra palabra? ¿Se duda de la palabra del arquitecto de Arco? ¿Qué clase de profesionales es la que se dedica a difamar a sus colegas por mera paranoia?
Quiero creer que la simple juventud es lo que hace ver este mundo como una jungla perversa y amenazante. El largo camino de esta profesión está sembrado de sospechas. La única liberación de estos fantasmas es comprender que las ideas flotan en el aire (espíritu de la época o moda) y que la creación es cosa colectiva. Así se comprenden similitudes y sincronías. Siempre me ha alegrado encontrar ideas "mías" en obras de otros, anteriores o posteriores.
Cuando te ganas la vida creando, es muy feo que te llamen copión. La ética, por lo que veo, es una asignatura que nadie examina.
