Cataluña en la nueva arquitectura europea

La conclusión de los trabajos organizados, impulsados y coordinados por el Patronato Catalán pro Europa ha motivado la entrega al Parlament de sus conclusiones en torno al debate sobre el futuro de la Unión. Un documento amplio, que formula -desde Cataluña- propuestas a la Convención Europea sobre las grandes cuestiones: ampliación, simplificación de los tratados, profundizar en la democratización y reforma institucional. Un documento, en opinión del Partido Popular de Cataluña, que contiene ideas que, aunque valiosas, no podemos compartir en su integridad.

Los vaivenes de pesimismo europeísta, e incluso antieuropeísta, que a menudo se han dejado oír no pueden enturbiar ni desvirtuar la realidad de los impresionantes pasos y metas alcanzados en las casi cinco décadas de construcción comunitaria. Por no remontarnos más allá del último trienio, baste citar el éxito de la puesta en marcha del euro, la integración de políticas específicas y el desarrollo progresivo de una estrategia común de ampliación, para evidenciar que el camino recorrido no ha sido precisamente banal. Es cierto, sin embargo, que Europa sigue padeciendo una relativa asimetría, acaso más acusada en las percepciones que en lo real: su indudable cohesión y su poder económico no tienen exacta correspondencia en lo político, donde sin duda queda mucho camino por recorrer. Algo que da pie, dentro y fuera de la Unión, a esa caricatura peyorativa que reduce al concepto de Europa de los mercaderes el vasto conjunto de aspiraciones y realidades que configuran la Unión.

Probablemente, el mejor antídoto contra euroescépticos y europesimistas sea recordar que sumamos ya más de medio siglo de estabilidad, entendimiento y cooperación entre estados trágicamente enfrentados a lo largo de la historia y muy particularmente en los dos siglos anteriores. Ahora, por el contrario, disponemos de un marco estable de bases jurídico-políticas, valores democráticos y derechos sociales, que hay que preservar, consolidar y fortalecer. Y en este sentido corresponde valorar la incorporación de nuevos países, pasar de una Unión de 15 a otra próxima a la treintena de socios, como una oportunidad que no podemos desaprovechar. Así se ha entendido y se entiende al menos en Cataluña.

El Consejo Europeo, reunido en Laeken en diciembre de 2001, decidió vincular el inicio de la nueva etapa en el proceso de construcción europea a la convocatoria de una convención sobre el futuro de la Unión abierta a la participación ciudadana. Los ciudadanos catalanes han respondido, sin duda, a esa llamada a la participación y el Partido Popular cree que esta reflexión e implicación de Cataluña debe articularse sobre la base del realismo, siendo todos conscientes de la necesidad de diseñar horizontes de futuro en los que se oiga con más claridad la voz de sus ciudadanos. Defendemos una mayor implicación de Cataluña en la formación de la voluntad europea, así como en la aplicación normativa y administrativa del ordenamiento comunitario. Y en esta línea consideramos imprescindible impulsar los trabajos que lleva a cabo la Conferencia para Asuntos Relacionados con las Comunidades Europeas, en cuyas reuniones se debaten cuestiones que nos afectan. Además, creemos importante potenciar el papel de la Consejería de Asuntos Autonómicos en la representación permanente de España ante la Unión Europea, que actúa como nexo entre el Estado y las representaciones de las comunidades autónomas frente a los organismos de Bruselas. Apostamos también por mejorar la presencia autonómica en las delegaciones españolas en los distintos comités y grupos de trabajo de la Comisión, con la finalidad de que la Generalitat de Cataluña participe o esté representada cuando se traten asuntos de su competencia.

Por ello, cuando hablo de propuestas realistas me refiero a que la propia exigencia democrática del control político sobre lasdecisiones y actuaciones del Gobierno hace inviable que las comunidades autónomas representen al Estado ante las instituciones europeas o que puedan adoptar posturas o decisiones que vinculen plenamente al conjunto del Estado. Es así porque no existen vías o procedimientos para exigir responsabilidad política a los gobernantes de una determinada comunidad autónoma, en caso de que adoptasen posturas o promoviesen decisiones que resultasen perjudiciales para las demás.

Cataluña ha querido participar en este renovado impulso a la construcción europea, auspiciado en buena media por el ingreso de 10 nuevos países. Los debates han sido amplios y provechosos, y numerosas las iniciativas para animar a los ciudadanos, que han respondido haciendo valiosas aportaciones a la definición de la futura Europa que entre todos aspiramos a construir, también desde Cataluña.

Dolors Nadal es portavoz del PPC en el Parlament.