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El Colegio de Ingenieros califica de "fracaso" la línea del AVE Madrid-Lleida

El túnel de la calle de Mallorca se desviará antes de la Sagrada Familia

El Ministerio de Fomento ha incumplido casi todas las normas aconsejables en la elaboración de una obra compleja. He ahí el resumen de la valoración hecha ayer por el Colegio de Ingenieros de Cataluña de los trabajos hechos en la línea de alta velocidad que va de Madrid a Lleida. "El colegio lamenta el fracaso de la cultura de ejecución de obras", afirmó un portavoz de la entidad que agrupa a los 8.000 ingenieros industriales de Cataluña. En su opinión, se han incumplido los plazos, no se han tenido en cuenta los estudios geológicos y no se ha hecho un seguimiento de las obras. Ha faltado, añadió, control de los trabajos de los contratistas y control de calidad. Para redondear, las dos empresas que deberían haber trabajado en estrecha colaboración (Renfe y GIF) lo han hecho "con diálogo escaso y, cuando éste se ha producido, con dificultades".

La institución cree que la cesión de la línea a Renfe condiciona la llegada de operadores ferroviarios privados
El ministerio sostiene que el tren puede llegar a Barcelona en 2004, si cesan las peticiones municipales y autonómicas
Álvarez-Cascos anuncia que el túnel de la calle de Mallorca se desviará hasta la de València para no afectar a la Sagrada Familia

El colegio no se limita a criticar los trabajos en la línea, cuestiona también la decisión adoptada por el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, de atribuir la gestión a Renfe. En opinión de la junta de la entidad, esto supone un problema para el futuro en el que operadores privados tendrían que poder optar a competir con la red de ferrocarriles del Estado. "Esta decisión coloca a los futuros operadores privados en una situación de inferioridad respecto a Renfe", afirmó el portavoz de la entidad.

La coordinación, siguió diciendo, ha brillado por su absoluta ausencia. En estos momentos no se dispone de material móvil. El único tren que se ha probado en la línea ha mostrado tal cantidad de vibraciones que se ha hecho aconsejable posponer su entrada en servicio. Y tampoco caben elogios del material fijo, cuya fragilidad se ha mostrado con toda crudeza en los primeros viajes promocionales. "Ha fallado el encargado del material fijo, el GIF, y el del material móvil (Renfe)", concluyó.

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La perspectiva de un retraso en la entrada en funcionamiento de la línea no es discutible, añade el colegio, sino "evidente". Y esto es "preocupante" porque dilata la operatividad de la línea para los pasajeros pero también aplaza sin fecha previsible la entrada en funcionamiento de la línea para el transporte de mercancías, una de las mayores reclamaciones del empresariado catalán. También imposibilita la reordenación del sistema ferroviario catalán: impide la conexión interregional prevista y dilata en el tiempo la mejora del servicio de cercanías. Esta mejora estaba prevista sobre la base de que la línea de alta velocidad sería utilizada por los trenes de largo recorrido y también por los regionales, lo que liberaba tiempos para ampliar los servicios de mercancías por las actuales vías de ancho ibérico. Todo esto pasa, según la reflexión colegial, cuando se realiza la parte más sencilla de las obras. No hay comparación posible respecto al impacto medioambiental y paisajístico que representa hacer la obra en los Monegros o en plena área metropolitana barcelonesa, lo que exige una reflexión para evitar males mayores"Estoy dispuesto a pactar lo que sea, pero entonces hay que ser consecuente y no pedirme que cumpla el calendario comprometido", dijo ayer el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, en la clausura de la asamblea de la Cámara de Contratistas, celebrada en Barcelona. El ministro hizo un discurso en el que defendió sus realizaciones y descalificó con toda la dureza que pudo a cualquiera que las cuestione. No quedó al margen el Gobierno catalán, al que acusó de entorpecer de diferentes modos la llegada del AVE a Barcelona en el año 2004. Además, pidió que se ponga fin al "victimismo" porque, aseguró, "Cataluña es una zona privilegiada en inversiones del Estado".

La tesis de Álvarez-Cascos es muy simple: el ministerio pacta siempre, pero eso supone retrasos. No se le reconoce la voluntad de acuerdos y se le critica por unos retrasos que son culpa de los demás. Varios ejemplos: el Gobierno catalán tiene que desviar la vía de Ferrocarrils de la Generalitat en Martorell. Acaba de licitar la obra con una duración de 24 meses. Otro caso: la Agencia Catalana del Agua ha propuesto "de forma extemporánea" una modificación del trazado en Santa Coloma de Cervelló. Ambas medidas dependen del Gobierno catalán.

El tono de Álvarez-Cascos molestó seriamente a su compañero de mesa, el consejero de Política Territorial, Felip Puig, cuyo discurso había sido casi elogioso hacia el talante pactista del Gobierno del PP. Puig había alabado la capacidad negociadora y sus frutos. Y cuando calló se encontró todos los reproches juntos. No respondió, pero se fue de muy mal humor. Puig ha mantenido una posición comprensiva en la polémica creada tras los problemas que han surgido en la línea del AVE. El Gobierno catalán no teme que este asunto acabe socavando la credibilidad del Gobierno central, sino que afecte seriamente al prestigio del propio tren.

Cascos presumió de varios acuerdos más. Uno, el de Vilafranca, donde se deprimirá la estación y se dejará lista para que sea cubierta por el Ayuntamiento. Un pacto hecho, dijo. También aseguró que está pactado el paso por Sant Sadurní, aunque no precisó el contenido del acuerdo.

Y más pactos. El ministro anunció su total disposición a variar el trazado del AVE por el interior de Barcelona. Hace unos meses, los responsables de las obras de la Sagrada Familia le expresaron su preocupación ante la posibilidad de que el túnel y el tren pudieran afectar a los cimientos del templo de Gaudí. "De inmediato di orden a los responsables del GIF de que tomaran en consideración este asunto", dijo. Y añadió que se puede dar el pacto por cerrado en la medida en que se cuente con el apoyo del Gobierno catalán y la aquiescencia del Ayuntamiento de Barcelona.

Ambas instituciones aseguraron ayer que no ponen ningún reparo al "bucle Gaudí". De hecho, además del consejero Puig, han intervenido directamente en este asunto tanto el presidente catalán, Jordi Pujol, como el alcalde de Barcelona, Joan Clos.

El túnel arrancará desde la estación de Sants por la calle de Mallorca y se desviará para tomar la de València al llegar a la Diagonal. Posteriormente, volverá a tomar Mallorca, ya que si siguiera por València se toparía con el túnel de la línea 2 del metro. "El pacto está cerrado. Ahora dejemos que sean los técnicos quienes dibujen el trazado", afirmó Álvarez-Cascos.

Eso sí, tantos pactos tienen consecuencias y cada uno de ellos amplía las posibilidades de un retraso en la llegada de la línea a Barcelona, explicó el ministro, quien aseguró también que en estos momentos no hay fecha alguna prevista para la firma de un convenio sobre la ubicación de la estación del aeropuerto de El Prat, aunque se sigue negociando. Y ya de paso aprovechó para recordar que es el Gobierno catalán el que ha cambiado su postura inicial al renunciar al bucle.

El ministro hizo el discurso ante los miembros de la Cámara de Contratistas, cuyo presidente es Rafael Romero. Y aprovechó para transmitirles un mensaje: su departamento ha invertido mucho y piensa seguir invirtiendo más en los años que vienen. En España y también en Cataluña.

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