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AMENAZA DE GUERRA | Las inspecciones

Blair califica de absurda la propuesta francesa

El primer ministro británico, Tony Blair, lanzó ayer un ultimátum al régimen de Irak, que preside Sadam Husein, para proceder "voluntariamente" con el desarme y cumplir al "cien por cien" con las demandas internacionales. Descalificó como "absurda" la última propuesta franco-alemana y defendió que el Reino Unido, Estados Unidos y España están ofreciendo al presidente iraquí "la oportunidad definitiva" para salvar su propio régimen. La inacción, añadió, "no es el camino de la paz, sino una locura y debilidad" que conducirá a un "conflicto más sangriento".

"Yo no quiero la guerra, pero el desarme pacífico sólo puede producirse con la colaboración activa de Sadam", señaló Tony Blair en el Parlamento británico en el prólogo a un debate sobre Irak, que está previsto para hoy. "Le ha llegado la hora de decidir. La cooperación pasiva no será suficiente. La cooperación en el proceso, pero no en la sustancia, tampoco servirá", añadió.

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Oposición política y social

El primer ministro parte con el apoyo de la dirección del Partido Conservador, pero con la oposición a su estrategia de ofensiva militar preventiva de más de un centenar de diputados de todas las formaciones políticas y de la mayoría de la opinión pública. A este bloque opositor se dirigió al explicar las consecuencias de la pasividad internacional frente a la negativa de Sadam Husein a cumplir con la resolución 1.411 del Consejo de Seguridad de la ONU.

Blair ridiculizó por "absurdo" el plan franco-alemán, que ofrece más tiempo, inicialmente hasta el mes de julio, a los inspectores de la ONU para localizar los arsenales iraquíes de armas de destrucción masiva. Eso implica, dijo, "rastrear y olfatear" el terreno en busca de material bélico. "Éste no es el trabajo de los inspectores. No son una agencia de detectives. Es una idea absurda", señaló. "No es una cuestión de tiempo, sino de voluntad", porque, añadió, "incluso ahora Sadam Husein puede salvar su régimen si cumple con las demandas de la ONU".

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Con su comparencia en el Parlamento, el primer ministro allanaba el terreno del debate previsto hoy en la Cámara de los Comunes. Concluidas las intervenciones, los diputados tendrán la oportunidad, quizá la última antes del inicio de la ofensiva bélica, de votar a favor o en contra de la estrategia gubernamental. La enmienda, sin embargo, no hace referencia a la guerra, sino "al continuo esfuerzo" por lograr el desarme al tiempo que insta al régimen iraquí a "reconocer que tiene la última oportunidad para cumplir con sus obligaciones de desarme". El respaldo mayoritario a esta moción está garantizado.

Pero también surgirán fisuras en el apoyo al Gobierno. De momento, ya se han presentado dos enmiendas en contra del ataque a Irak, que podrían ser secundadas por más de un centenar de diputados de todas las formaciones políticas. Dos anteriores miembros del Gabinete de Blair, Chris Smith y Peter Killfoyle, junto con el ex ministro conservador John Gummer y portavoces de partidos minoritarios, proponen en su moción que "aún no está justificado" el argumento a favor de "la acción militar contra Irak". La enmienda de los liberales demócratas "declina el apoyo a la guerra".

Con sus enmiendas, los diputados quieren prevenir el aval absoluto de la Cámara que Blair persigue para justificar el envío al frente iraquí de soldados británicos.

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