"La situación sólo cambiará si las mujeres nos ponemos de pie"
De víctima a activista. Sin perdón ni olvido, la paquistaní Mukhtar Mai se ha transformado en luchadora por los derechos de la mujer. Desea que su notoriedad, adquirida por un hecho brutal (sufrió en junio pasado la violación de cuatro hombres en castigo por un supuesto delito de honor imputado a su hermano pequeño), ayude a otras compatriotas, a otras mujeres. "La situación sólo cambiará si nosotras nos ponemos en pie", sostiene.
En Madrid, en su primera salida al extranjero pese al intento policial de impedir que abandonara el pueblo, esta maestra de 31 años lanza un ruego. "Pido a las ONG que actúen en favor de la mujer, de su educación. En mi zona sólo el 2% de las mujeres sabe leer y escribir". Invitada por un club de profesionales españolas, Mukhtar Mai, vestida con el traje tradicional (salwar qamiz), inicia su trayectoria de activista deseosa de recorrer el mundo en pro de los derechos femeninos.
"Mis cuatro agresores están en prisión, y deseo que se quemen allí: no les perdonaré"
"Quiero dedicar mi vida a llevar la libertad y la educación a las mujeres"
P. ¿Cómo ha cambiado su vida desde la agresión?
R. He cargado con muchos problemas. Cada vez que recuerdo el incidente me siento muy incómoda. Tampoco estoy segura en mi pueblo . Los culpables están en prisión, pero intentan recurrir la condena.
P. Una condena de muerte que no se ha ejecutado.
R. Ya, pero es firme. Les deseo que se quemen en la cárcel. Les odio. Nunca les perdonaré. No olvido lo que me hicieron. .
P. ¿El eco internacional de su agresión ha traído alguna mejora para las mujeres de su pueblo?
R. La situación es prácticamente igual. Aunque a veces los hombres temen cometer barbaridades, tratan a las mujeres como antes. No son más respetuosos con nosotras, pero tienen miedo de los policías que envió el Gobierno para defender a los guja, mi clan .
P. ¿Servirá su sufrimiento para ayudar a las paquistaníes?
R. Espero que sí. La brutalidad se difundió y puede ayudar a reducir los casos similares.
P. ¿Ha pensado en abandonar su casa?
R. El Gobierno nos apoya y me ha ofrecido irme a Islamabad , pero mi tribu está en Mirwala. El Gobierno me dio justicia, pero hay muchas mujeres y niñas sin ella. También ha abierto una escuela para niñas y otra para niños. Antes no había ninguna.
P. Usted enseñaba el Corán a los críos, ¿sigue haciéndolo?
R. Sí, a 30 alumnos. En el islam no hay nada contra la independencia de la mujer. El Profeta preguntó a su hija si quería o no casarse. Cuando ocurrió el incidente, el mullah me defendió.
P. Está divorciada, algo mal visto en Pakistán.
R. Así sigo. El jefe más poderoso de la zona, perteneciente a la casta más alta, superior incluso a la mastoi, me ofreció que me casara con él. Dijo que me daría todo lo que quisiera y que así se olvidaría lo ocurrido, acabarían las divergencias entre los clanes. Pero yo me he negado.
P. ¿Por qué?
R. Si me casara con él, o con otros poderosos que también me lo han propuesto, mi lucha se iría al garete. Quiero ser un ejemplo y que no se olvide lo que me hicieron. También deseo ser una mujer autónoma.
P. ¿Qué hará a partir de ahora?
R. Quiero dedicar mi vida a llevar la libertad a las mujeres y educarlas, a crear escuelas. La educación hará que mejore su vida.
P. ¿Cómo se logrará esa meta?
R. La única forma de que cambien las cosas es que las mujeres nos pongamos en pie, como hice yo. Mientras eso no pase, todo seguirá igual. Tenemos que ayudarnos unas a otras.
R. ¿Conoce la palabra feminismo?
R. No.
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