El Supremo obliga al Ivima a reparar 750 casas mal construidas en Aranjuez
Los vecinos de la zona de Las Aves descubrieron en 1981 las anomalías en sus viviendas
El Tribunal Supremo ha dado la razón a los vecinos del barrio de Las Aves, de Aranjuez, y condena al Ivima y a la empresa que levantó este barrio a subsanar los graves defectos de construcción que afectan al 50% de las 1.504 viviendas que existen en él. La sentencia da un plazo de seis meses a los condenados -el Ivima y Dragados y Construcciones, así como a la dirección facultativa de las obras- para subsanar todos las anomalías existentes en los bloques de casas de esta barriada. El Supremo zanja así un largo conflicto que empezó hace 22 años, cuando los vecinos observaron serías anomalías, entre otros defectos, en la cimentación de sus viviendas. La lucha judicial ha durado seis años.
La sentencia del Supremo obliga a arreglar todos los defectos de los bloques que "provengan de un vicio de construcción, proyección, dirección o ejecución" de las obras. La demanda contra los promotores de estas viviendas fue interpuesta por la mancomunidad de vecinos del citado barrio, uno de los más grandes del municipio. Un portavoz de la mancomunidad asegura que las grietas y problemas con la cimentación de las casas se han multiplicado en los últimos años. Según la mancomunidad, las grietas afectan ya a más del 50% de las 1.504 viviendas del barrio. "Y es posible que a estas alturas el 75% de las casas están ya afectadas", indican los representantes de la mancomunidad. Los vecinos ignoran el coste de las obras de reparación: "Es incalculable", señalan.
Los afectados anuncian que pedirán la inmediata ejecución de la sentencia, aunque no descartan abrir un diálogo con el Ivima con el fin de evitar ese trámite. "Si el Ivima se ciñe exclusivamente a arreglar los edificios que resultaron afectados inicialmente y no todos los que hay ahora, volveremos a los tribunales", avanzan tres portavoces de la mancomunidad, María Ortega, Julián Montalvo y Paz Medina.
Situación calamitosa
Los damnificados aseguran que la situación del barrio es calamitosa, puesto que existen desniveles en el terreno muy grandes que han producido deslizamientos peligrosos de las viviendas. "El terreno es arcilloso y la cimentación no se hizo como debería; construcciones de este tipo son hoy totalmente ilegales", razonan.
Cansados de que el Ivima no solventara los problemas de sus casas y de que ningún organismo oficial se interesara por ellos (sólo el Ayuntamiento ha hecho pequeñas actuaciones), los vecinos decidieron acudir a los tribunales en el año 1997. "Presentamos una denuncia en los juzgados de Aranjuez, que, por incompetencia territorial, fue desestimada. Aquello nos dejó un poco parados, pero seguimos luchando y optamos por presentar la misma denuncia en Madrid, donde fue admitida a trámite por el Juzgado número 37", aclaran los vecinos. Pero el juzgado la archivó al entender que habían pasado los 10 años de garantía existentes para estas construcciones. "Entonces recurrimos a la Audiencia de Madrid, la cual, basándose en un informe pericial sobre las casas que encargamos a los técnicos, nos dio la razón en julio de 2001 y condenó al Ivima, a la empresa constructora y a la dirección de la obra", añaden. Con esa sentencia, los vecinos trataron de que el Ivima iniciase el arreglo de las casas, pero aquél prefirió seguir pleiteando y recurrió al Supremo, instancia que ha rechazado el recurso y confirmado la sentencia de la Audiencia favorable a los vecinos. Tras seis años de plietos, el fallo es ya, pues, firme.
La sentencia se apoya en el citado informe pericial. En éste se indica que hay fisuras apreciables en el revestimiento exterior del frente del forjado, del techo, de las plantas baja y última de todos los bloques, así como un desplazamiento de las juntas de dilatación y pérdida de la estanqueidad. Hasta hay aves que anidan en los huecos que se han producido por la dilatación de los bloques. También hay entradas de agua por las juntas de los pisos, fisuras en los revestimientos de la fábrica de ladrillo, fisuras en las tabiquerías y solados interiores. También se ha detectado humedad, falta de impermeabilización en cubiertas y movimiento de los edificios por su mala cimentación. En la sentencia, el Supremo aclara que quedan fuera de los arreglos que debe hacer el Ivima aquellos problemas surgidos por falta de mantenimiento o conservación.
Grietas desde las que se ve la calle
El populoso barrio de Las Aves de Aranjuez, situado en la zona sureste de este histórico municipio, es uno de los más grandes de la ciudad. Se construyó entre los años 1973 y 1979 a instancias de la Obra Sindical del Hogar (cuyas competencias fueron transferidas luego al Instituto de la Vivienda de Madrid, el Ivima). Está compuesto de 1.504 viviendas distribuidas en siete manzanas de cuatro plantas, con locales comerciales, así como una zona ajardinada. La construcción de estas viviendas la realizó la empresa Dragados y Construcciones, SA. Los arquitectos que elaboraron el proyecto fueron José María Laguna y Juan Castañón, mientras que la dirección de la obra la asumió José María Ureta Mínguez. La recepción provisional de la obra se hizo en febrero de 1979 y, a mediados de ese año, los vecinos recibieron las llaves de las viviendas. No habían pasado ni tres años cuando cundió la alarma entre los moradores de las casas: empezaron a aparecer las primeras grietas y se notó un deslizamiento de algunos bloques debido al arcilloso terreno sobre los que se levantaron. Los hechos fueron comunicados a la empresa Dragados y Construcciones, que efectuó obras para consolidar la estructura de los bloques y tuvo que reparar los daños descubiertos en varios locales en la calle de Faisanes, perteneciente a este barrio. Pero aquello sólo fue el principio de una larga odisea vecinal. Poco a poco, los habitantes del barrio vieron que las grietas comenzaban a apoderarse de sus casas. En 1994, el Ayuntamiento de Aranjuez, hoy gobernado por el Partido Popular y entonces por el PSOE, encargó a la empresa Reinforcing un informe sobre las anomalías y fisuras surgidas en los bloques. También solicitó otros informe a los técnicos del Ivima. En 1995, los técnicos municipales realizaron, por su lado, otro informe en el que, tras haber visitado la zona, llegaron a la conclusión de que las viviendas presentaban un riesgo generalizado y debían ser estudiadas en profundidad y con detalle en cada uno de los bloques. En 1997, el ingeniero Luis Díaz Alabart elaboró un estudio sobre la patología constructiva y sugirió soluciones para corregir los defectos.Lo cierto es que el tiempo sigue pasando y crece el miedo entre los vecinos. Algunos denuncian que pueden ver la calle desde el interior de sus viviendas a través de enormes grietas. Las casas de la zona norte del barrio se hallan entre las más afectadas.
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