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Ocho palestinos, muertos en la tercera ofensiva israelí sobre los 'santuarios' de Hamás en Gaza

"Salid a la calle, empuñad las armas", gritaban ayer de madrugada los almuédanos desde lo alto de las mezquitas, mientras las tropas israelíes entraban en Beit Hanun, uno de los santuarios de Hamás en la Banda de Gaza. La ofensiva, la tercera en poco menos de un mes en la zona, provocó la muerte de ocho palestinos y la destrucción de una decena de casas, elevando a más de 40 los muertos en esta semana en la guerra de Israel contra este grupo fundamentalista. A pesar de la dureza, los radicales han anunciado que no se rendirán.

En el ataque intervinieron una veintena de tanques, protegidos por helicópteros de combate, que penetraron en la localidad de Beit Hanun, situada al norte de la franja de Gaza, en plena noche. Mientras los imames llamaban a gritos a los fieles para que salieran a la calle y empuñaran las armas, el mando del Ejército, a través de los altavoces de los blindados, conminaba a los ciudadanos a quedarse tranquilamente en sus casas y acatar el toque de queda.

Las tropas israelíes impidieron el acceso a la ciudad de la prensa y las ambulancias, y establecieron un estricto cerco en toda la zona. La carretera principal quedó cerrada. El asedio impidió también la salida de los trabajadores palestinos hacia Israel e hizo desistir a más de un viajero de entrar en la franja de Gaza.

Los combates duraron toda la noche y se prolongaron durante buena parte de la mañana, a pesar de lo cual las tropas llevaron a término sus principales objetivos: destrucción de las casas de seis dirigentes fundamentalistas de Hamás, demolición de varios talleres metalúrgicos susceptibles de fabricar armas artesanales y detención indiscriminada de jóvenes supuestos militantes de los movimientos radicales.

Un primer balance aseguraba ayer que los combates de Beit Hanun se habían saldado al menos con ocho muertos, tres de ellos miembros de las fuerzas de seguridad, y con más de 60 heridos. Algunas de las víctimas tenían tiros en el cuello, aseguraban ayer responsables de los centros hospitalarios de la zona, insinuando que se habían cometido ejecuciones sumarias.

Otros dos palestinos y un soldado israelí murieron asimismo en otros enfrentamientos al sur de la Banda de Gaza, en Jan Yunes, y en Tulkarem, al norte de Cisjordania.

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Órdenes directas de Sharon

La operación militar había sido ordenada directamente por el primer ministro, Ariel Sharon, como represalia puntual contra el ejército secreto de Hamás, las Brigadas de Ezzedine Al Kassam, que desde hace dos años han convertido Beit Hanun en base de lanzamiento de misiles contra la ciudad israelí de Sderot -23.000 habitantes-, muy cerca de donde Sharon posee su rancho Sicomoro. La operación es parte de una ofensiva general contra Hamás desde hace más de un mes.

"No nos rendiremos. No entregaremos las armas", aseguraba ayer Mahumd al Zahar, dirigente de Hamás en Gaza. Éste, médico internista de 49 años, anunciaba que los fundamentalistas proseguirían con la lucha armada hasta conseguir la expulsión del Ejército ocupante.

El doctor Al Zahar dirigía también su discurso al Gobierno palestino de Yasir Arafat, que ha anunciado su intención de establecer una tregua de al menos un año y de reconducir la Intifada, para desmilitarizarla y convertirla en un movimiento pacífico.

"Hamás es la única esperanza de nuestro pueblo palestino", insistía el portavoz de Hamás, al tiempo que recalcaba que en Gaza los fundamentalistas cada día tienen mayor influencia y más apoyo popular, en detrimento de otras fuerzas como Al Fatah. Como si fuera una confirmación de este desafío, ayer al atardecer los soldados de Hamás volvían a lanzar sus misiles sobre la ciudad israelí de Sderot, provocando el pánico de los vecinos.

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