El Museo d'Orsay adquiere un conjunto de obras de Gaudí
La institución paga dos millones de euros por piezas de mobiliario
La obra arquitectónica de Antoni Gaudí es uno de los principales atractivos turísticos de Barcelona, pero ese patrimonio construido no tiene un equivalente en los museos que recoja su trabajo como diseñador de interiores o de mobiliario urbano. El Museo d'Orsay, en París, ha desembolsado dos millones de euros para hacerse con un conjunto representativo de este tipo de obras del gran arquitecto.
Un soporte en hierro forjado para plantas -procedente del Palau Güell-, una jardinera en trencadis y una vitrina de ángulo y de madera -concebidas para la casa Batlló-, una consola dorada y dos espejos biselados -que fueron pensados para la casa Milà-, así como una muestra de mosaico hidráulico hexagonal, con ornamentación marina y que, de la misma casa Milà ha pasado a servir -en otro formato, y tono no especialmente acertado- de mosaico para el Passeig de Gracia, son las piezas que ha adquirido el museo francés. La compra se completa con un silla de salón de Joan Busquets que formaba parte del mobiliario de la casa Baixeras, siempre en Barcelona.
Para Philippe Thiébaut, conservador del Museo d'Orsay, "lo importante es precisamente tener un ejemplo de la diversidad del trabajo de Gaudí. Para nosotros era más importante tener eso que, por ejemplo, todas las piezas de mobiliario de un comedor o de un dormitorio". La colección gaudiniana permanecerá expuesta durante todo este año en un espacio especial, el dedicado a las nuevas adquisiciones, para luego sumarse al espacio Art nouveau, Jugendstil, Sezessionstil, Modern Style o modernista -todas las etiquetas valen- de la institución parisina. "Tenemos buenas muestras de lo que se hacía en Bruselas, París, Viena, Nancy, Glasgow o Chicago, grandes ciudades del diseño moderno de finales del XIX, obras de Guimard, Horta, Gallé, Hoffmann, Moser, Mackintosh, Loos o Majorelle, entre otros, pero no teníamos nada de Gaudí, excepción hecha de un banco de la capilla de la colonia Güell que nos presta el museo de Artes Decorativas", subrayó Thiébaut.
La procedencia del lote gaudiniano es la colección de Pedro y Kikí Uhart, que a finales de los años sesenta, cuando los precios aún eran relativamente bajos y la estima por la época limitada a unos pocos conocedores, adquirieron los gaudís que ahora han vendido o donado al museo, amén de otros muchos que siguen siendo de su propiedad. "En Francia, en 1967, aún se derribó una casa construida por Guimard", explica Thiébaut. Lo cierto es que el talento inversor y el buen gusto de los Uhart los hacen hoy propietarios de sillas concebidas por Gaudí para la casa Calvet, de despachos que también tienen ese origen, de un fantástico biombo de madera y vidrio de la casa Milà, de butacas de conversación a dos de la casa Batlló, de espejos, peanas y todo tipo de elementos hijos del delirio imaginativo del creador reusense.
Babelia
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