_
_
_
_
Crónica:CRÓNICA EN VERDE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Naturaleza de bolsillo

Medio Ambiente prepara la declaración de un nuevo grupo de monumentos naturales

No siempre la conservación de la naturaleza exige proteger extensos territorios. A veces, frente a la magnitud de un parque natural, que cubre miles de hectáreas, también necesitan atención elementos mucho más humildes, pero también valiosos, cuya superficie se mide en metros cuadrados. La legislación permite, en estos casos, aplicar la figura de monumento natural, que en Andalucía se estrenó en octubre de 2001, fecha en la que se declararon los primeros espacios de estas características. En aquella ocasión el Gobierno andaluz se decidió por 23 enclaves. Así, quedaron protegidas parcelas en las que primaban los valores geológicos (la falla de Nigüelas, en Granada), otras en las que destacaban los elementos biológicos (el pinar de Cánavas, en Jaén), y un tercer grupo en el que se mezclaban unas y otras virtudes (el acantilado del Asperillo, en Huelva).

A esta nómina de monumentos vendrá a sumarse una nueva remesa este año. Medio Ambiente ultima estos días el contenido del nuevo decreto en el que, en principio, estarán incluidos 13 enclaves. Estas son las propuestas que se barajan:

Flecha litoral de la Punta del Boquerón (San Fernando, Cádiz). El monumento, con una superficie de unas 132 hectáreas, comprende el extremo de una flecha arenosa, así como el conjunto de islote y arrecifes rocosos que se levantan en paralelo a la misma. En estas pequeñas porciones de tierra emergida se asienta el castillo de Sancti-Petri.

Infiernos de Loja (Granada). Así se denomina el tramo del río Genil que, cerca de esta localidad, alberga una rica flora y fauna de ribera, junto a elementos geológicos singulares. La extensión del monumento apenas alcanza las 3,5 hectáreas.

Bad-lands de Marchal (Granada). Este tipo de paisajes geológicos, conocidos como bad-lands (malas tierras), no son muy frecuentes en Andalucía. En este caso se trata de un macizo arcilloso en el que la acción erosiva del agua ha creado caprichosas formas acarcavadas junto a las que se encuentran algunas cuevas excavadas para servir de vivienda. Quedarían protegidas algo más de cinco hectáreas.

El Piélago (Linares y Vilches, Jaén). También en este caso nos encontramos con una combinación de ecosistemas ribereños bien conservados y elementos geológicos singulares, así como los restos de un puente romano que salva el cauce del Guarrizas. Es una zona de poco más de siete hectáreas.

Falla de la Sierra del Camorro (Cuevas de San Marcos, Málaga). En este monumento puede apreciarse la agitada historia geológica de la zona, aunque también hay elementos biológicos singulares, como la colonia de murciélagos que se acomoda en la Cueva Belda. Se incluyen en el monumento algo menos de 100 hectáreas.

Cañón de las Buitreras (Cortes de la Frontera, Málaga). Se trata de un impresionante y estrecho tajo, de más de 100 metros de altura, que se levanta sobre el río Guadiaro. Alberga una importante colonia del amenazado buitre negro. La superficie protegida ronda las 22 hectáreas.

Dunas de Artola o Cabopino (Marbella, Málaga). Es un sistema de dunas fósiles y móviles, un auténtico oasis en mitad de un mar de hormigón. El monumento ocuparía 15 hectáreas.

Sabina albar de Chirivel (Almería). Este árbol, constituye un ejemplar único en Almería, tanto por su tamaño como por su edad, estimada entre 600 y 1.000 años. El perímetro protegido roza las dos hectáreas.

Pino centenario del Parador de Mazagón (Huelva). De nuevo un árbol singular, en este caso un pino, reliquia de los que se plantaron en la comarca de Doñana a mediados del siglo XVIII. La extensión vuelve a ser mínima, por debajo de las dos hectáreas.

Isla de San Andrés (Carboneras, Almería). Afloramiento rocoso, de origen volcánico, que se levanta muy cerca de la costa, y que destaca por los ricos fondos marinos que lo rodean. Ocupa unas 15 hectáreas.

Peña de los Enamorados (Antequera). Este monte-isla constituye un importante hito geográfico e histórico para los habitantes de la comarca de Antequera. Aparece en conocidas leyendas populares y alberga una interesante muestra de flora y fauna. El perímetro protegido rebasa las 100 hectáreas.

Cerro del Hierro (San Nicolás del Puerto y Constantina, Sevilla). La primitiva explotación minera y la acción erosiva del agua han compuesto un llamativo paisaje geológico de gran interés científico y didáctico. Ocupa alrededor de 74 hectáreas.

Tajos de Mogarejo (Montellano, Sevilla). Escarpes de más de 30 metros de altura sobre el cauce del mismo nombre conforman un espectacular paisaje. La superficie protegida ronda las seis hectáreas.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Cuestión de afecto

Además de los valores paisajísticos que reúnen la mayor parte de los 23 monumentos que se declararon en 2001, hay otro denominador común en este conjunto de espacios protegidos, como es el vínculo que dichos espacios mantienen con las poblaciones en las que están situados. En muchos casos se trata de elementos naturales ligados a la historia, las costumbres o las tradiciones de los municipios cercanos.

De esta manera, los vecinos mantienen una peculiar relación de afecto con algunos de estos enclaves, puesto que en ellos se identifican algunas de sus señas de identidad. Y, por este mismo motivo, Medio Ambiente ha venido insistiendo en la idea de que deben ser precisamente los ayuntamientos correspondientes, y en general, los colectivos sociales de la zona, los que se hagan responsables del mantenimiento de estos monumentos y faciliten el acceso a los mismos y su adecuado conocimiento.

Algunos ejemplos sirven para ilustrar esta relación, en la que pesan más las emociones que las razones. En Almuñécar, los peñones de San Cristóbal constituyen el rasgo geológico más característico de la franja litoral pero, al mismo tiempo, son el escenario de tradiciones como la procesión marítima de la Virgen de la Antigua, patrona de la localidad, o los baños rituales y festivos que los sexitanos suelen practicar durante la noche de San Juan.

En Coripe (Sevilla), el conocido como Chaparro de la Vega, una monumental encina a la que los expertos atribuyen unos 700 años y con una copa que alcanza los 30 metros de diámetro, presta su sombra durante la romería de la Virgen de Fátima y su entorno es, desde hace años, una zona de esparcimiento a la que, en sus jornadas de asueto, acuden los coripeños.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_