Los anarquistas de Viña del Mar

Los Prisioneros, el grupo chileno de rock más polémico de los últimos 20 años, transformaron anoche el Festival de Viña del Mar, Chile, en un acto de crítica social en el que con música e ironía se rieron de todo y de todos. Con la complicidad del público, que se les entregó desde el primer minuto, salieron del escenario con antorchas de oro y plata, símbolos de la popularidad festivalera, y una Gaviota de Plata, galardón reservado sólo a los competidores. De paso, la banda frustró las esperanzas de varios medios de comunicación que en los días previos auguraban una jornada negra a los músicos que, según todos los vaticinios, iban a ser "devorados" por el monstruo, como es nombrado el público del festival. Unas declaraciones que Jorge González, líder del grupo, hizo en Perú hace algunas semanas, en las que se lanzó contra el nacionalismo, los gobiernos, el poder y las grandes empresas, y cuestionó la manipulación de ciertos valores éticos, habían creado un clima adverso y desatado la guerra entre Los Prisioneros y la prensa local. Dueño absoluto de la situación desde el escenario, González se tomó el desquite riéndose de los periodistas, de George W. Bush, la Iglesia católica y hasta del propio Canal 13, que televisa el certamen musical. Con habilidad, González vertió su discurso a través de las letras de las canciones, para decir, por ejemplo: los chilenos "menospreciamos a los peruanos y bolivianos y nos abrimos de patas ante los norteamericanos". En lo musical, la presentación de Los Prisioneros fue impecable e hizo aumentar las expectativas que ha despertado la próxima edición de un nuevo álbum del grupo que se ha impuesto en Latinoamérica con su discurso anárquico en canciones como Muevan las industrias, Por qué no se van, Sexo, Quieren dinero y No necesitamos banderas, entre otras.-