_
_
_
_
Crónica:FÚTBOL | La jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Depor abusa de un rival menor

El cuadro de Irureta se da un homenaje goleador ante un Alavés patético

A la media hora, Riazor ya sabía que no le tocaba sufrir, ni aburrirse, ni lamentarse. La razón, la habitual: algunos jugadores tienen la facultad de sobrevolar los esquemas o el raciocinio científico del juego para ponerle su toque personal y recluir la pizarra, la estrategia o el trabajo puntual del entrenador en el baúl de los recuerdos. Tristán y Makaay son dos de esos futbolistas que exceden a la norma Se puede debatir sobre su trabajo táctico, sobre sus incongruencias, en ocasiones sobre su individualismo, pero tienen ángel y determinación. Es decir, tienen pinta de ángeles exterminadores, esa especie en vías de extinción en el futbol moderno que les hace adquirir carácter casi museístico frente al espíritu cartesiano que rodea el fútbol.

DEPORTIVO 6 - ALAVÉS 0

Deportivo: Juanmi; Héctor (Manuel Pablo, m. 74), Andrade, Naybet, Capdevila; Scaloni, Sergio, Duscher, Amavisca; Makaay (Valerón, m. 55) y Tristán (Luque, m. 62). Alavés: Dutruel; Geli, Abelardo, Karmona, Llorens; Edu Alonso, Tomic, Helguera (Desio, m. 65), Magno; Jordi Cruyff (Iván Alonso, m. 46) y Rubén Navarro (Mara, m. 72). Goles: 1-0. M. 15. Libre directo que efectúa Tristán desde la izquierda y aloja el balón junto al poste. 2-0. M. 20. Tristán recibe en la línea de medios del Alavés y caracoleando se va de tres jugadores, resolviendo la jugada con una vaselina que supera al portero. 3-0. M. 34. Abelardo falla un despeje fácil en el área y Makaay dispara raso con la derecha, a pie cambiado, entrando el balón junto al poste. 4-0. M. 52. Pase en profundidad de Héctor que aprovecha Makaay, anticipándose a Dutruel. 5-0. M. 59. Centro de Scaloni y remate de Tristán en el área pequeña. 6-0. M. 62. Luque culmina un contragolpe Árbitro: Carmona Méndez. Amonestó a Abelardo y Luis Helguera. Unos 28.000 espectadores en Riazor.

Más información
El Madrid gana un asco de partido

Tristán, sin complejo alguno, se largó una falta desde la banda izquierda, con medio equipo suyo en el área, al primer palo. La angelical actitud de la defensa alavesista hizo el resto, es decir se apartó porque desde que pitó el árbitro estaba pensando en el centro del delantero andaluz. Craso error: nunca se debe pensar que Tristán va a hacer algo previsible. Por si había dudas, por si estaban aún confundidos, Diego se largó un eslalon desde los medios que dejó en evidencia la aplicación y la cintura de los defensores alavesistas. Aquello no era imprevisible, más bien parecía imposible, pero Tristán, enfebrecido, imaginó la jugada desde que cosió el balón al pie hasta que lo envió, de vaselina, por encima del sorprendido Dutruel.

Makaay, casi ausente, dejó después constancia de su determinismo goleador. Un mal rechace de la defensa lo resolvió en una décima de segundo: el tiempo necesario para ver el gol, disparar a pie cambiado y ajustar el balón al poste.

Para los estrategas, en esa media hora que convirtió Riazor en una dulce pradera -después de una riña familiar por los últimos resultados- no había pasado nada. Al menos, nada esplendoroso. Era tiempo de futbolistas. Si acaso, la desunión del Alavés, con una defensa lentísima e imprecisa y su imposibilidad para arrimar filas. Si acaso, las ganas del alavesista Tomic, aburrido de tanto ostracismo en el Roma de Capello. El Depor, en casos así, pasa de estrategia: se conforma con robar el balón y acercarlo a sus delanteros para que inventen lo que les venga en gana.

Del Alavés se tenían noticias esporádicas, todas a balón parado o en un disparo de Magno al travesaño. Luego, más que noticias sólo hubo argumentos luctusosos. Los goles del Depor caían como en un entrenamiento. Makaay, anticipándose al portero, Tristán rematando en el área pequeña un centro desde la banda... El colmo absoluto fue el sexto gol. Tristán saluda en el cambio a Luque y se dirige al banquillo, Luque se acomoda a la banda, echa a correr, recibe el balón y marca.Unos 8 segundos, poco más o menos. No consta que el Alavés se apercibiera del cambio.

Quizás si se dio cuenta de la entrada de Valerón, más que nada por los aplausos que le dispensó el público o cuando, en pleno festival, se organizó una jugada de equilibrismo en el área, llena de amagues y recortes que acabó malgastada en los pies de Sergio.

El Alavés seguía siendo un alma en pena, con una defensa tan plena de experiencia como falta de aptitudes. y con un centro del campo que dimitió en cuanto arreció el temporal en el marcador.

Era tiempo de gozar para el Deportivo, de hacer todo eso que uno quisiera hacer en cada partido, pero a lo que no suele atreverse por miedo a fallar y recibir un abucheo, una reprimenda, del entrenador, del público o de los propios compañeros. Buenos chicos los del Alavés, que ni siquiera pagaron su rabia con patadas; malas piezas esos Tristán, Makaay o Valerón que juegan con una brújula o una aguja en el pie para coser el balón y dirigirlo donde quieren hasta convertir un partido en un festival y el marcador en un estruendo, en un escándalo.

Makaay y Tristán sonríen en plena explosión de goles blanquiazules en Riazor.
Makaay y Tristán sonríen en plena explosión de goles blanquiazules en Riazor.EFE

Valerón y... fiesta

Riazor, de uñas por los últimos resultados, recibió al Depor con más aplausos que antipatía. Había miedo a la actitud de la grada después de empatar con Osasuna (1-1) en la Liga, de perder (2-3) con el Mallorca en la Copa y de caer lastimosamente (1-0) con el Basilea en la Liga de Campeones.

Riazor decidió dar un margen de confianza al equipo y éste respondió a lo grande. Pese a la catarata de goles, el momento más celebrado por la grada fue el de la entrada de Valerón, que reapareció tras estar dos meses de baja.

A la vista del bajonazo del equipo, la esperanza volvía a ser el jugador canario. Valerón es la conexión natural con una delantera acreditada que ayer hizo maravillas, pero necesitada de abastecimiento. Hasta el momento sólo había contado el Depor con sus servicios 380 minutos en la Liga. Su lesión en la tercera jornada, por una dura entrada de Peña (Valladolid), presagió lo peor, pero Valerón volvió. Sin embargo sufrió una recaída contra el Valencia en Mestalla.

Ayer regresó de nuevo y, como si de una premonición se tratara, el Depor logró la goleada del año.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_