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Reportaje:AMENAZA DE GUERRA | La zona del conflicto

19 reglas para informar desde el frente

El Pentágono quiere llevar a 500 periodistas a la guerra, el mayor despliegue en el frente desde la II Guerra Mundial

Enric González

La más que probable invasión de Irak no será una guerra invisible, como lo fue la de 1991. El Pentágono ha decidido que la prensa esté presente, con una cercanía sólo comparable a la permitida durante la Segunda Guerra Mundial. Los periodistas, medio millar en total, serán asignados a distintas unidades de combate y viajarán, comerán y vivirán con los soldados. Algunos de ellos podrán ver, por tanto, lo que ocurre en el campo de batalla. Pero no podrán contarlo todo, porque las "reglas de juego" establecidas por el mando militar estadounidense son muy estrictas.

El Pentágono ha enviado a los medios de comunicación un programa para la cobertura de la guerra basado en el embedding, o empotramiento, de periodistas en las unidades militares. La nueva estrategia informativa, patrocinada por el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, supone un cambio radical respecto al secretismo y el alejamiento de testigos practicados desde Vietnam. Las crónicas de los reporteros contribuyeron a la impopularidad de aquel conflicto y abrieron una brecha profunda entre los generales y la prensa, reflejada en la opacidad de la guerra del Golfo.

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Pero ni en Vietnam fue el Pentágono tan transparente como, en principio, parece dispuesto a serlo ahora. Entonces, los periodistas realizaban "excursiones" al frente desde la retaguardia, y contaban con bases seguras en Saigón. Ahora, si hay invasión, quienes sean asignados a unidades de combate vivirán en el frente de forma permanente, recibirán como los soldados las vacunas contra el ántrax y la viruela y dispondrán del equipamiento militar de protección contra ataques químicos, bacteriológicos y nucleares. Los reporteros sólo tendrán que llevar su propio casco y su propio chaleco antibalas. El resto (comida, transporte, un pedazo de terreno sobre el que dormir e incluso, en casos de emergencia, medios para transmitir las crónicas) será aportado por el Ejército de Estados Unidos.

En palabras de Brian Whitman, el portavoz del Departamento de Defensa que coordina la cobertura de la guerra, "será algo histórico". Sólo unas pocas decenas de periodistas estuvieron presentes en el desembarco de Normandía. Al menos 500 periodistas, de ellos un centenar de medios no estadounidenses, estarán desplegados en compañías del Ejército, buques o bases aéreas. Ni Whitman ni sus superiores quieren extenderse en las razones del cambio de política en el Pentágono, y prefieren no hacer comentarios sobre la posibilidad de que la intención de Rumsfeld sea disponer de testigos para rebatir la propaganda enemiga. La convivencia continua del periodista con los soldados, "mientras dure la guerra o mientras el reportero desee permanecer en su puesto", garantiza que la cobertura tenderá a ser benévola hacia los compañeros de trinchera. Como indica Donatella Lorch, corresponsal de guerra de Newsweek, es muy difícil ser crítico en esos casos.

Por otra parte, la transparencia será relativa. El periodista no podrá contarlo todo, ni mucho menos. La lista de prohibiciones contiene 19 apartados, entre los que se incluyen los siguientes: no informar sobre operaciones en curso, canceladas o futuras o sobre los lugares concretos donde se registran los hechos hasta que ello sea autorizado expresamente, no hablar de la efectividad del enemigo o de la información que se dispone sobre él, no identificar a los prisioneros enemigos y no referirse a aviones o barcos desaparecidos o bajas propias hasta que concluyan las operaciones de rescate y se haya establecido contacto con los familiares. El éxito o el fracaso de una operación sólo podrán ser descritos "en términos genéricos", y en casos concretos el jefe de la unidad podrá vetar o embargar el trabajo de la prensa. Los periodistas deberán en todos los casos viajar en vehículos militares, por lo que sólo llegarán hasta donde el jefe de la unidad decida. No habrá retransmisiones en directo como la realizada durante el desembarco en Somalia, en 1993.

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Varios fotógrafos de prensa y <b><i>marines</b></i> estadounidenses, durante una tormenta de arena en el desierto de Kuwait.
Varios fotógrafos de prensa y marines estadounidenses, durante una tormenta de arena en el desierto de Kuwait.ASSOCIATED PRESS

100.000 soldados en Kuwait

Estados Unidos ya tiene desplegada en Kuwait una fuerza terrestre compuesta por más de 100.000 soldados listos para obedecer la orden de atacar Irak. "Si se nos ordena ejecutar una misión, estamos preparados", declaró el general David McKiernan, jefe de las fuerzas estadounidenses y británicas en Kuwait, a la cadena de televisión CNN. El general estadounidense explicó que sus tropas mantendrán el mismo nivel de alerta "el tiempo que sea necesario".

"Llegado el momento habrá que considerar la posibilidad de relevar algunas unidades o de efectuar acciones de reabastecimiento, pero le garantizo que podemos permanecer aquí, listos para llevar a cabo una operación, por un periodo de tiempo ilimitado", dijo.

Si la decisión de invadir Irak no llega hasta que el desierto comience a calentarse, McKiernan reconoce que la operación se verá afectada. Pero el general estadounidense agregó: "Si tenemos calor, también nuestro adversario tendrá calor y conseguiremos cumplir nuestra misión".

Veterano de la guerra del Golfo, McKiernan explicó que el Ejército de EE UU cuenta en esta ocasión con medios técnicos mucho mejores que los de entonces. En 1991, afirma el entonces teniente coronel, las distancias eran demasiado grandes y eso impedía la comunicación por radio con las cinco divisiones que intervenían en la ofensiva contra Irak.

Ahora, durante la entrevista celebrada en el centro de mando del Tercer Ejército de EE UU en Camp Doha (Kuwait), asegura que puede estar en contacto permanente con sus tropas de múltiples maneras, usando la tecnología satelital y las videoconferencias en tiempo real. Sin embargo, hay cosas que todavía no han cambiado. "Las pequeñas unidades y los soldados todavía pelean las batallas; esa parte no ha cambiado", dice McKiernan.

La principal misión que deberán cumplir las tropas destinadas en Kuwait será eliminar las armas de destrucción masiva que Sadam Husein pueda tener, señaló el general. "Si las armas de destrucción masiva abandonan las manos de este dictador, será una cosa maravillosa", dijo.

Con estas fuerzas en Kuwait, el despliegue militar estadounidense alrededor de Irak en la región del golfo Pérsico ha superado ya los 150.000 soldados. El Pentágono prevé acumular una fuerza militar de más de 200.000 hombres para los primeros días de marzo.

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