Arabia Saudí dice que un ataque unilateral sería un acto de agresión
Un ataque de EE UU contra Irak sin la bendición expresa del Consejo de Seguridad de la ONU será "una guerra de agresión", constituirá "una tremenda amenaza" para la estabilidad de Oriente Próximo y dañará también los intereses de la superpotencia. Esta declaración, efectuada ayer a la BBC en El Cairo por el ministro de Exteriores, Saud Al Faisal, supone la más dura advertencia realizada hasta ahora a George W. Bush por sus aliados saudíes.
"Llevará a la gente a pensar que lo que [los estadounidenses] están haciendo es una guerra de agresión y no una guerra para hacer que se cumplan las resoluciones de Naciones Unidas", señaló el jefe de la diplomacia saudí. Entre las consecuencias que temen los saudíes figuran el desmembramiento de Irak, un aumento de los sentimientos antiamericanos en el mundo musulmán y complicaciones internas para los regímenes árabes prooccidentales, comenzando por el de Riad y continuando por el de El Cairo. "Destrozar Irak para atrapar a Sadam Husein es una política condenada al fracaso; supone crear cinco nuevos problemas para resolver un solo problema", dijo Saud Al Faisal. Arabia Saudí, que en 1990-1991 colaboró con EE UU en la guerra contra Irak, cree que la situación actual es muy diferente. "Estamos preocupados por el ascenso del fundamentalismo en EE UU y Occidente", dijo a la BBC su ministro de Exteriores. "El fundamentalismo está en decadencia en nuestra región, pero allí está en ascenso. Eso supone una amenaza".
Los saudíes, en cuyo país acampan tropas estadounidenses desde 1990, no han autorizado hasta ahora el uso de su territorio para una operación bélica contra Irak. En cambio, impulsan activamente la fórmula preferida por los árabes: la dimisión y exilio voluntarios de Sadam o su derrocamiento a través de un golpe de Estado. Los saudíes piden a Washington que ofrezca una amnistía a los generales iraquíes si destituyen a Sadam.
La familia real, que gobierna la totalidad del país desde 1932, siente que Bush les está empujando a un callejón sin salida. Por una parte, la presencia de tropas norteamericanas en el país constituye la razón inicial de la yihad terrorista de Bin Laden y es crecientemente impopular. Por otra, EE UU acusa a los saudíes de difundir universalmente el integrismo wahabí. Buscando una salida, los saudíes filtraron a comienzos de este mes lo que planean hacer una vez terminada la crisis de Irak: pedir la retirada de las fuerzas estadounidenses e impulsar reformas democráticas.
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