Rusia intenta no quedar en el lado de los perdedores
A medida que la situación se caldea en Irak, los rusos del mundo de la política y los negocios extreman precauciones para no quedarse del lado de los perdedores en caso de conflicto. Si en enero la Duma Estatal (cámara baja del Parlamento) todavía planeaba enviar una delegación oficial a Bagdad, ahora tales proyectos han sido congelados para mejor ocasión. En lugar de los jefes de los comités de Exteriores y Defensa del Parlamento, Dimitri Rogozin y Andréi Nikoláiev, respectivamente, que buscan su inspiración en el Kremlin, a la capital iraquí voló el lunes con gran sigilo el líder del Partido Comunista, Guennadi Ziugánov, al frente de una delegación de sus camaradas para "conversar con los dirigentes" y "levantar el ánimo del pueblo" de Irak.
Los iraquíes notan el cambio de ánimo. ¿Ha decidido Rusia seguirle la corriente a George W. Bush? De forma diplomática o a bocajarro, ésta es la pregunta que muchos interlocutores iraquíes formulaban a un grupo de periodistas rusos que visitaron recientemente Bagdad. El viaje había sido organizado por el comité de colaboración cultural, científica y económica que dirige el ex ministro del Petróleo de Rusia, Yuri Shafránik.
"Conocemos los sentimientos del pueblo ruso respecto a Irak, pero no sabemos cómo piensan sus dirigentes. Dicen que [el presidente ruso, Vladímir] Putin se ha aproximado a los norteamericanos", comentaba Dassar al Jashshad, director de la refinería Al Dora, en las afueras de Bagdad. Tras dejarse interrogar, Al Jashshab quiso a su vez formular algunas preguntas: "¿Cuál es la posición de Rusia sobre el problema de Irak? ¿Acaso creen que nosotros podemos ser parte del eje del mal o amenazamos a alguien?".
Influencia de EE UU
"Ciertos círculos intentan socavar las relaciones entre Rusia e Irak", opinaba Abdurazá al Jashimi, jefe de la organización de Amistad, Paz y Solidaridad de Irak. "No permitiremos que la Administración norteamericana influya negativamente en estas relaciones", subrayaba el funcionario. Shafránik le tranquilizaba: "Los dirigentes rusos y su opinión pública se oponen a la vía militar". Shafránik dirige la petrolera Soiuzneftegaz y, como empresario, participa en el programa petróleo por alimentos supervisado por la ONU.
Las incertidumbres frenan el programa de colaboración bilateral entre Rusia e Irak, que comprende proyectos por valor de 40.000 millones de dólares. Con más de 1.100 personas, de las cuales cerca de 500 trabajan en la construcción de la central eléctrica de Iusefía, a 40 kilómetros de Bagdad, los rusos son la colonia europea más numerosa de Irak. Curiosamente, Rusia representa en Bagdad los intereses del Reino Unido, uno de los futuros atacantes en caso de guerra.
Moscú se resiste a realizar una evacuación preventiva de sus ciudadanos en Irak, pero ayer las empresas rusas decidieron evacuar a las familias de los especialistas.
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