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Un hombre mata a 120 personas al tirar líquido inflamable en un metro de Corea

El incendio atrapó a cientos de personas en el suburbano de la ciudad surcoreana de Daegu

El metro de Daegu se convirtió ayer en un infierno. Un incendio provocado arrasó dos trenes que se encontraban en una de las estaciones de esta ciudad surcoreana, después de que, según dijeron testigos, un hombre de 56 años que fue detenido, arrojara una caja de cartón llena de líquido inflamable dentro de uno de los vagones. En pocos minutos, dos convoyes cargados con 400 pasajeros se convirtieron en una trampa mortal. Más de 120 personas perecieron en el incendio y 138 resultaron heridas. Anoche todavía no había confirmación sobre la naturaleza del líquido inflamable.

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Ayer sólo se habían identificado 52 de los 120 cadáveres confirmados, pero entre 70 y 100 personas estaban desaparecidas. Los trabajos de identificación continuaron durante toda la noche. Los vagones iban a ser trasladados a una estación cercana para que los forenses iniciaran su trabajo.

Según las primeras versiones de la tragedia, un hombre de 56 años, que había recibido tratamiento psiquiátrico, prendió fuego a uno de los vagones, según explicó el alcalde de Daegu, la tercera mayor ciudad de Corea del Sur (2,5 millones de habitantes). El incendio se extendió rápidamente a un segundo convoy que se encontraba en la estación. Algunos murieron calcinados, otros asfixiados por el humo y los gases en el andén y las salidas mientras intentaban escapar.

Las imágenes de televisión mostraron ayer los esqueletos de los trenes calcinados, zapatos chamuscados en las escaleras, médicos aplicando masajes cardiacos en plena calle, ambulancias llevándose cuerpos ennegrecidos.

Según la policía, varios pasajeros intentaron impedir al supuesto autor del incendio que prendiera el líquido con un mechero y lo arrojase al suelo. "Aparentemente hubo un forcejeo y la caja de cartón de leche estalló en llamas", dijo un agente. "Algunos jóvenes intentaron detenerlo, pero el fuego se esparció y empezó a salir un humo negro. Entonces, todo el mundo corrió", relató un testigo a la cadena de televisión YTN. "Si se prende un líquido inflamable como gasolina dentro de un espacio cerrado, se provoca algo muy parecido a una explosión", explicó otro agente.

El incendio se propagó rápidamente por el tejido de los asientos y el suelo de los coches y no hubo, prácticamente, tiempo de escapar, según los equipos de rescate. A la tarde, con el fuego ya sofocado, los equipos de salvamento dejaron de buscar supervivientes. Aunque las cifras de víctimas eran confusas anoche, dado el estado en que han quedado muchos cuerpos, la policía y los bomberos estimaron el número de fallecidos en unos 120 y el de heridos en 138, muchos de ellos graves. La cifra exacta no se conocerá hasta que se realicen las pruebas de ADN a los restos. El supuesto autor del atentado fue interrogado por la policía, que dijo que no conocía las causas que podían haber motivado el ataque.

La catástrofe puso en marcha una oleada de inspecciones en las redes del metro de todo el país. En Seúl, más de 1.000 personas se dedicaron a controlar cualquier paquete sospechoso y a revisar los sistemas antiincendios de las 280 estaciones de la capital.

La asociación de aseguradoras coreana estimó que a cada una de las víctimas le corresponderá una indemnización de 40 millones de won (29.800 euros).

Cuerpos de víctimas cubiertos con sábanas en un vagón del metro incendiado en Daegu.
Cuerpos de víctimas cubiertos con sábanas en un vagón del metro incendiado en Daegu.REUTERS

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