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Un estudio revela que la opción sureste del AVE por la Vega Baja encarece la obra en 60 millones

El informe de la Universidad de Alicante alerta de la "especulación" que generará

Cualquiera de las ocho variantes del trazado sureste del AVE a su paso por la Vega Baja aprobado por el Ministerio de Fomento podría encarecer la inversión global del proyecto en unos sesenta millones de euros. Ésta es la conclusión que arroja un análisis económico de la Universidad de Alicante. El documento alerta, además, del sustancial incremento en la distancia de recorrido que introducirá la opción que propone Fomento para la Vega Baja. El sobrecoste y el negativo impacto ambiental son las dos razones de la oposición de vecinos y colectivos al trazado.

"El tramo Elche-Beniel tiene, con esta solución, unos cuarenta kilómetros, mientras que la línea ferroviaria actual Alicante-Murcia apenas abarca unos treinta kilómetros de extensión en el territorio de la Vega Baja. Si tenemos en cuenta que cada kilómetro de alta velocidad cuesta unos seis millones de euros, advertimos rápidamente que el encarecimiento es astronómico", explica Moisés Hidalgo, profesor de Economía de la Universidad de Alicante.

La propuesta de los responsables de este estudio consiste en introducir mejoras ostensibles en el proyecto de modernización de la línea Alicante-Murcia que aprobó hace más de un año el Ministerio de Fomento con el fin de aprovechar esta infraestructura para que circulen por sus raíles trenes de alta velocidad. Aunque los especialistas admiten que la velocidad de circulación se vería ligeramente ralentizada con esta fórmula, el tiempo de recorrido se mantendría inalterable porque la distancia del itinerario será sensiblemente inferior. El proyecto se complementaría, por último, con otras medidas paliativas para atenuar los inconvenientes que la red ferroviaria plantea sobre determinados núcleos de población. "La vía se podría soterrar por Callosa de Segura y por Orihuela, de modo que se eliminaría el efecto barrera que genera esta gran plataforma", añade Hidalgo.

Para los profesores que han trabajado en este análisis, la firmeza del Gobierno a la hora de defender el tramo sureste del AVE a su paso por la Vega Baja sólo es comprensible por la existencia de fuertes intereses económicos ocultos detrás de esta inversión. La hipotética ubicación de un apeadero en esta comarca habría desatado, según dicho estudio, una fuerte especulación urbanística y los intereses inmobiliarios se acentuarán en breve por la necesidad de desclasificar millones de metros cuadrados que siguen catalogados como suelo de especial protección. De hecho, el informe redactado por la Universidad de Alicante alerta de que la alternativa sureste es una solución irregular ya que su desarrollo implica la recalificación de casi la mitad del itinerario por el que discurrirá el tren. "Lo que se está fraguando en esta comarca en torno al AVE es un pelotazo urbanístico", indica el profesor Manuel Aldeguer.

La solución más impopular

Los ciudadanos de la Vega Baja se resisten a aceptar la imposición del gobierno de introducir la plataforma del AVE por el sureste de la comarca. De todas las opciones que ha barajado el Ministerio de Fomento, ésta es sin duda la más impopular y las causas de su rechazo son clamorosas. La mayor parte de los habitantes de la Vega Baja teme que la infraestructura ferroviaria se convierta en una barrera que divida la comarca y observa la traza en disputa como una seria amenaza para la conservación de la huerta tradicional. Así lo ratifican todas las encuestas realizadas por el departamento de Sociología de la Universidad de Alicante que revelan una preferencia mayoritaria, casi un 60% de los encuestados, hacia la propuesta de adaptar la línea ferroviaria convencional a las necesidades de un tren de alta velocidad. La oposición a la alternativa sureste es aún más explícita; sólo el 4% de los habitantes de la comarca defiende esta opción, frente al 27% que apuesta por la alternativa norte, descartada por el Ministerio de Fomento.El amplio rechazo social de la solución sureste es, según sus detractores, un motivo convincente para que el gobierno varíe su postura y reconsidere su decisión. "El artículo 10 del reglamento de impacto ambiental dice que hay que analizar el grado de aceptación de la población -explica Manuel Aldeguer, profesor de Ecología de la Universidad de Alicante- y los ciudadanos de la Vega Baja piden que el AVE no destroce la huerta comarcal".

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