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AMENAZA DE GUERRA | Las consecuencias sociales

La mitad de los iraquíes depende del programa petróleo por alimentos

16 millones de personas subsisten con ayudas difíciles de mantener en tiempo de guerra

Cecilia Jan

El colapso, en caso de guerra, del programa petróleo por alimentos, del que dependen para subsistir 16 millones de iraquíes, provocaría una crisis "de magnitud enorme", advirtió ayer Walter Fust, presidente de la Conferencia Humanitaria sobre Irak, celebrada este fin de semana en Ginebra. Las principales agencias de la ONU y organizaciones humanitarias, aunque no quieran dar el conflicto por "inevitable", llevan meses preparándose para atender a una población civil ya acostumbrada a una situación sanitaria precaria después de 12 años de bloqueo económico.

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Omar Razo, iraquí de 34 años, es médico residente de cirugía cardiaca en el hospital madrileño de La Paz desde 1999. Razo regresó el pasado noviembre a Bagdad con un equipo de Médicos del Mundo, en un proyecto de colaboración con el hospital Sadam Center, que parece bien dotado en equipos de alta tecnología: "Tienen mesas quirúrgicas mejores que las de La Paz". Por eso, el contraste con la falta del material más elemental, de-sechable en España, es más fuerte: "El farmacéutico que vino con nosotros usó una jeringuilla de plástico y la tiró. De inmediato, un miembro del hospital iraquí la recogió para esterilizarla y reutilizarla".

"Si normalmente no tenemos gasas, jeringas o suturas", tras 12 años de embargo en castigo a la invasión de Kuwait por el régimen de Sadam Husein, "imagínate en caso de guerra", dice José Luis Larrea, compañero de Razo en el equipo que viajó a Bagdad.

Primero la guerra contra Irán (1980-1988), después la del Golfo (1991) y las posteriores sanciones de la comunidad internacional han deteriorado sustancialmente la calidad sanitaria de un país que hace dos décadas estaba próxima a la de los países desarrollados. La tasa de mortalidad en niños menores de cinco años en el sur y centro de Irak se ha multiplicado por 2,5 en la última década, hasta 136 muertes por 1.000 nacimientos. La esperanza de vida ha bajado de 66 a 60,7 años.

El programa petróleo por alimentos de la ONU permite desde 1996 a Irak exportar petróleo para comprar productos de primera necesidad. Este plan ha aliviado el impacto de las sanciones sobre la población, pero la ha hecho más dependiente de las ayudas, en un país que importa el 90% de los alimentos que consume. Según Unicef, 16 millones de iraquíes (el 60% de un total de 27 millones) subsisten gracias a las raciones de comida distribuidas cada mes por el Gobierno de Bagdad.

La malnutrición, el difícil acceso al agua potable por el deterioro de las plantas potabilizadoras y la mala calidad de los saneamientos hacen que una simple diarrea o infección respiratoria pueda ser mortal, sobre todo para los menores de cinco años.

Ante la alta vulnerabilidad de la población, las agencias de Naciones Unidas y las organizaciones no gubernamentales coinciden en que una guerra multiplicaría estos problemas con efectos devastadores. El bombardeo de objetivos estratégicos como las centrales eléctricas dejaría sin energía a la mayoría de plantas potabilizadoras. La destrucción de puentes y comunicaciones haría peligrar la distribución de las raciones de comida. La falta de alimentos y agua potable, las pobres condiciones higiénicas, y el hacinamiento de los desplazados o refugiados, facilitarían la propagación de enfermedades como el cólera o la disentería.

El pasado jueves, Naciones Unidas hacía públicas por primera vez las cifras del desastre humano bajo un escenario de una guerra de media intensidad: más de 10 millones de personas necesitarían ayuda alimentaria durante e inmediatamente después de su inicio; la mitad de la población quedaría sin acceso a agua potable; dos millones se convertirían en desplazados internos, y entre 600.000 y 1,5 millones en refugiados en los países vecinos. Tras estas estimaciones, la ONU triplicó la factura a los países donantes: de los 37,4 millones de dólares ya solicitados (34,7 millones de euros) a 120 millones.

Hasta entonces, Naciones Unidas no había querido anunciar cifras, para no dar la sensación de que la guerra era "inevitable". Pero las distintas agencias llevan ya meses preparando planes de emergencia, como reconocieron en la Conferencia de Ginebra, a la que asistieron representantes de 29 países, entre ellos los vecinos de Irak. EE UU rehusó participar y a Irak no lo invitaron.

En noviembre, Unicef situó 2,9 millones de dólares en Irak. Se enviaron productos esenciales: botiquines, vacunas y unidades de depuración de agua. La Organización Mundial de la Salud ha distribuido en la región lotes médicos para atender a 240.000 personas durante tres meses. Cáritas ha recaudado casi dos millones de dólares. La Media Luna Roja iraquí prevé prestar ayuda a 75.000 personas. Todos estos planes se ampliarían si estalla el conflicto, con el objetivo común de mantener en las mejores condiciones de salud posible a una población ya de por sí castigada.

Una madre iraquí, con su hijo enfermo, en un hospital de Bagdad.
Una madre iraquí, con su hijo enfermo, en un hospital de Bagdad.AFP

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Sobre la firma

Cecilia Jan
Periodista de EL PAÍS desde 2004, ahora en Planeta Futuro. Ha trabajado en Internacional, Portada, Sociedad y Edición, y escrito de literatura infantil y juvenil. Creó el blog De Mamas & De Papas (M&P) y es autora de 'Cosas que nadie te contó antes de tener hijos' (Planeta). Licenciada en Derecho y Empresariales y máster UAM/EL PAÍS.

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