Londres estrena mañana el primer gran peaje urbano de Europa
Circular en coche por el centro de la ciudad costará de lunes a viernes 7,5 euros al día
Londres estrena mañana un polémico peaje urbano. Circular por el centro de la capital británica de lunes a viernes entre las siete de la mañana y las seis y media de la tarde costará cinco libras esterlinas, equivalentes a 7,46 euros. Salvo una lista muy concreta de excepciones, todos los coches están sometidos a ese peaje, lo mismo del centro que la periferia, londinenses o no, británicos o extranjeros. La medida será observada muy de cerca por los alcaldes de un gran número de ciudades europeas.
El municipio espera recaudar 190 millones de euros anuales y 45 millones más en multas
El peaje urbano, apadrinado por el alcalde electo de Londres, Ken Livingstone, se inspira en el que se aplica desde hace ya unos años con gran éxito en Singapur, aunque con algunas diferencias. En Singapur, el peaje se abona cada vez que se entra en la zona de pago, pero es bastante más barato que en Londres y el precio varía en función de la hora. Los coches llevan una tarjeta magnética que se carga en los cajeros automáticos y va descontando dinero a medida que los detectores instalados en las calles.
En Londres el sistema es tecnológicamente más rudimentario y el pago sirve para todo el día, con independencia del número de veces que se entre o salga y sin tener en cuenta las horas punta. Cualquiera que circule por el centro de la ciudad debe pagar cinco libras, aunque salga cinco minutos antes de las siete de la mañana o entre a las seis y cuarto de la tarde. La puesta en marcha ha costado 300 millones de euros y el mantenimiento anual 75 millones de euros. La recaudación se estima en unos 190 millones de euros anuales, al margen de 45 millones en multas.
Un total de 230 cámaras dotadas de lentes capaces de ver incluso en la oscuridad se encargarán de leer las matrículas de los 150.000 coches que acceden cada día al centro de Londres. Las cámaras (180 a la entrada del perímetro y el resto en el centro, incluso en unidades móviles) transmitirán las matrículas a un ordenador central que comprobará cuáles ya han pagado el peaje del día y cuales no. El peaje se puede pagar por teléfono, por Internet, en expendedores específicos, en ciertos comercios (como gasolineras) o enviando un mensaje a través del teléfono móvil.
Habrá abonos semanales, mensuales o anuales, pero sin ningún tipo de descuento. Los residentes en el centro sí tienen un descuento del 90%, pero no pueden comprar pases diarios: han de pagar al menos una semana completa.
Para pagar con más rapidez, los automovilistas deben registrarse para obtener un número de usuario y un código PIN y pagar el peaje a través de la tarjeta de crédito o de débito. A pesar de las denuncias publicadas en la prensa sobre el colapso del sistema de inscripción, este corresponsal tardó menos de 10 minutos en abonarse a través de Internet y al cabo de cinco horas recibió el alta para poder pagar a través del teléfono móvil.
No es necesario pagar antes de entrar en el centro. El peaje se puede abonar en cualquier momento del día, pero antes de las diez de la noche. Quien pague entre las diez y las doce de la noche deberá abonar 10 libras (15 euros), el doble del precio normal. Quien no pague el peaje y sea descubierto deberá afrontar una multa equivalente a 120 euros que se reducirá a 60 euros si la abona antes de dos semanas y aumentará hasta 120 euros si tarda más de un mes en pagar la sanción. El que tenga tres multas impagadas se arriesga a que le inmovilicen el coche.
El peaje se puede pagar por adelantado, pero con el inconveniente de que se ha de decir los días exactos que se quieren abonar. Desde el extranjero se puede pagar a través de Internet (www.cclondon.com) o llamando al teléfono 44 207 649 91 22. Desde el Reino Unido hay que marcar el número 0845 900 1234. Los días pagados pero no consumidos pueden ser reembolsados, pero sólo en el caso de abonos semanales o superiores y previo pago del equivalente a 15 euros por los gastos.
Los londinenses plantean dos grandes críticas: temen embotellamientos gigantescos en las zonas que rodean al cinturón que divide la ciudad entre la zona de pago y la gratuita y creen que el metro y el autobús no están preparados para absorber a los miles de personas que dejarán el coche. Unos creen que es tan caro que incluso afectará al precio de la vivienda y otros que es demasiado barato para inducir a la gente a renunciar al coche.
El Ayuntamiento pondrá en la calle más autobuses, pero metro y trenes están ya cerca de la saturación en horas punta. El alcalde Livingstone estima que unos 20.000 automovilistas dejarán de entrar en coche, de los que 14.000 viajarán en autobús. Pero las encuestas señalan que apenas 4.000 tomarán el autobús y que el resto elegirá el metro o el tren.
El de Londres no es el primer peaje urbano del país. La pequeña ciudad de Durham, al norte de Inglaterra, impuso en octubre del año pasado un peaje de dos libras (tres euros) por acceder al centro. El pago se hace cada vez que se sale y ha permitido reducir el tráfico en un espectacular 90%. Pero los comerciantes se quejan de que no sólo han dejado de venir los coches. Tampoco los peatones se pasean por el centro de Dirham, dicen.
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