_
_
_
_
Reportaje:MUJERES

Vergüenza masculina

Clara Blanchar

Como hombres nos sentíamos avergonzados del silencio de los hombres ante la violencia de género". Miguel Sánchez y Joaquim Casals son, respectivamente, sargento y cabo de la Guardia Urbana del Ayuntamiento de Badalona, una población del área metropolitana de Barcelona. Su experiencia profesional les ha llevado a ser testigos de decenas de casos de malos tratos y a convivir con víctimas y agresores. Hace dos años decidieron hacer algo, porque "la violencia y los malos tratos son un problema social de primera magnitud y los hombres teníamos que dar un paso adelante y mostrar que de ninguna manera comprendemos ni queremos comprender a los maltratadores".

Primero redactaron un manifiesto dirigido a hombres que quisieran mostrar su rechazo a la violencia "ejercida por los hombres contra las mujeres" y comprometerse a mantener vivo el debate sobre el fenómeno y sus causas. La presentación del manifiesto en Badalona tuvo tal éxito que decidieron ir más allá. Junto a otros compañeros, fundaron la Asociación de Hombres contra la Violencia de Género. Ya son más de un centenar de socios, entre los que también se cuentan algunas mujeres. Miguel es el presidente y Joaquim el vicepresidente.

La asociación sostiene que una característica común de los agresores es que "anulan la personalidad de la víctima, incluso antes de llegar a la bofetada, con el maltrato psicológico"
"En muchos hogares, la posición del hombre y la mujer hoy día es similar a la de la época de las cavernas, cuando ellas estaban encerradas en la cueva", argumenta Miguel Sánchez

Sobre las causas

"La novedad es que nosotros hablamos de las causas de la violencia. Hasta ahora se ha hablado de sus consecuencias: las víctimas, la falta de medios para atenderlas, las medidas penales contra los agresores, etcétera", explica Sánchez. "Nosotros luchamos contra el origen de la violencia, que es el sentimiento de superioridad masculina. Los agresores creen que tienen derechos sobre su pareja o sus hijos por el mero hecho de ser hombres", continúa. Romper este esquema es, pues, el objetivo último de la asociación. "Claro que causamos sorpresa. La gente se sorprende de que nuestro discurso sea tan autocrítico, pero es una sorpresa grata porque en el fondo estamos diciendo algo que todos sabemos, pero que nadie había oído en boca de los hombres", asegura Sánchez.

"Por mucho que se haya avanzado, en muchos hogares la posición del hombre y la mujer hoy en día es similar a la de la época de las cavernas, cuando las mujeres tenían que estar encerradas en la cueva". Éste es uno de los contundentes argumentos con los que Miguel Sánchez razona el origen de la violencia de género. Asegura que desde la incorporación de las mujeres al mundo laboral algunos hombres "se han quedado sin referentes. Ellas han evolucionado, pero los hombres no", señala. Joaquim prosigue con el argumento: "Esta salida al mundo de las mujeres descoloca a los maltratadores porque trabajando dejan de depender de él y de ser sumisas. No olvidemos que la dependencia y la sumisión son una referencia para la superioridad masculina". En este sentido, Joaquim se detiene unos segundos y apunta que de la misma forma que hay que atacar estos patrones en los hombres hay que hacerlo en las mujeres más jóvenes. "No podemos obviar a las chicas, porque demasiado a menudo llevan el mismo chip de sumisión que sus madres, y no tienen nada claro, por ejemplo, la percepción de actitudes que son abusivas ni la distinción de los límites entre lo que se puede tolerar y lo que no".

Reaccionar a tiempo

Los fundadores de la asociación sostienen que una de las características comunes de los agresores es que "anulan la personalidad de la víctima, incluso antes de llegar a la bofetada, con el maltrato psicológico". De ahí que, "en el momento en que una mujer que se encuentra en estas condiciones logra reunir las fuerzas para resistirse, contestar o incluso marcharse y dejar de ser sumisa, es cuando se arriesga a recibir la réplica, porque él considera que tiene la autoridad de castigar estas actitudes". Y también de ahí que el momento más crítico y peligroso para las víctimas sea cuando se marchan, piden ayuda o dan el paso de separarse del agresor. "Es entonces cuando ellos tienen el pleno convencimiento de que tienen que corregir definitivamente a su mujer, porque está cuestionando el sometimiento. Y si no tienen otro recurso, la matan".

La actividad de la asociación se centra en lo que ellos llaman "crear corriente de opinión" a través de charlas en escuelas, asociaciones de vecinos o grupos de mujeres. Además, han participado en algunos foros nacionales y colaboran estrechamente con la Concejalía de la Mujer de su Ayuntamiento, que incluso les ha cedido un local en su sede, algo que valoran "por su simbolismo". En poco tiempo, la repercusión de la asociación ha sido tan grande que sus miembros han tenido que afrontar algo que no preveían, y es que se les han acercado maltratadores en busca de ayuda.

Actualmente, la asociación no dispone de medios para atender a los agresores y se limitan a derivarlos a profesionales de la red pública de servicios sociosanitarios. "Si están predispuestos y quieren", puntualizan. Sin embargo, "el problema es que no existe un circuito público de atención y tratamiento para los maltratadores, a excepción de aquellos que tienen problemas psicológicos, que son una minoría", explica Miguel. En este sentido, está en la agenda de la asociación "a la larga" conseguir crear grupos de ayuda mutua en los que los agresores se ayuden entre ellos, en la línea de iniciativas ya consolidadas como Alcohólicos Anónimos.

Hombres contra hombres

"Se trata de que sean hombres quienes condenen la actitud de los agresores y defiendan el respeto y la igualdad, porque está demostrado que el rechazo de las mujeres no les importa, el que le importa es el de sus iguales", argumenta Joaquim. "A partir de ahí, ya es un trabajo de toda la sociedad que se suba al carro y le muestre su rechazo. En cualquier caso", prosigue, "no es fácil, porque supone deconstruir y atacar los valores negativos del agresor y reconstruir la vida a partir de valores de respeto, y esto requiere el trabajo de profesionales expertos".

Tanto Miguel como Joaquim no tienen ninguna duda de que los agresores "son delincuentes". "Su delito es el último recurso para reafirmar su condición de superioridad, y prueba de ello es que cuando los agresores matan a sus mujeres se entregan a la policía tranquilamente porque no sienten remordimientos ni vergüenza de lo que han hecho. Simplemente piensan que lo tenían que hacer e incluso después de cumplir penas de cárcel manifiestan que lo volverían a hacer", explica Miguel desde su experiencia profesional. Conclusión: "Las medidas penales no son la solución".

La solución "es una ley integral y multidisciplinar que afronte globalmente todas las caras de la violencia". En opinión de los responsables de la asociación, las políticas actuales se centran en condenar a los agresores y atender a las víctimas, pero hace falta mucho más. "De entrada, educación y campañas de sensibilización para atacar el origen, que es cultural", explica Joaquim. "Y además, protocolos coordinados de atención a las víctimas que comprendan desde la seguridad hasta la atención médica y social, medidas penales duras y medidas de reeducación de los maltratadores".

Joaquim y Miguel se indignan ante la ausencia de esta ley "porque el Gobierno no la quiso aprobar. Es gravísimo porque la violencia es un problema de Estado y la muestra es que el año pasado hubo 12 veces más víctimas por violencia doméstica que por terrorismo, 51 frente a 4", afirma tajante Joaquim. "Si en vez de cincuenta mujeres hubieran muerto cinco futbolistas, ya habría una ley", apostilla.

Miguel Sánchez (izquierda) y Joaquim Casals, artífices de la Asociación de Hombres contra la Violencia de Género.
Miguel Sánchez (izquierda) y Joaquim Casals, artífices de la Asociación de Hombres contra la Violencia de Género.TEJEDERAS

Responsabilidad de la prensa

DESDE LA ASOCIACIÓN DE HOMBRES contra la Violencia de Género también hay espacio para la crítica al tratamiento que los medios de comunicación hacen de la violencia de género y del lenguaje sexista, por lo que la prensa es otro de los frentes de su actividad. Como ejemplo, explican que el 25 de noviembre del año pasado, Día Internacional Contra la Violencia de Género, las televisiones dedicaron sólo unos minutos a la conmemoración, mientras ocuparon sus parrillas de programación con especiales de horas y horas sobre el partido Barça-Madrid que se jugaba ese día. "Es fundamental que se hable de la cuestión a fondo, más allá de la nota de sucesos, y sin que haya muertos detrás", según Miguel, que afirma que sólo los medios locales "están tratando el tema de forma responsable".

"La violencia es un problema muy complejo; no lo atajaremos en un año ni en dos, pero tiene solución, claro que la tiene", afirma Joaquim, quien reconoce que la sociedad española "todavía está en pañales. Hay una herencia de superioridad masculina muy fuerte y los esquemas mentales no han evolucionado", reitera una vez más, y lanza una pregunta como ejemplo: "En la mayoría de los hogares españoles, ¿quién se levanta de la mesa cuando falta agua?".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_