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Columna
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Estuche

Otro modo de ver la persistente controversia que nos bifurca a los valencianos, y por llevarlo al terreno de la arquitectura y su influjo sobre los contenidos, es que Valencia también se ha debatido los últimos años entre el Mercado Central y el IVAM. Entre la nostalgia inflamada de una huerta, reducida por el tradicionalismo terciario a estampado dorado, y la inquietud por avanzar mediante otras formas vinculadas con la modernidad. En ese sentido, los edificios del Mercado Central y del IVAM, acaso porque la arquitectura no puede ser inflexible, se han planteado como dos catedrales ideales para incubar estos sentimientos encontrados. El Mercado Central, con su cómodo perímetro de hortaliza modernista y como monumento a la irritación económica de una ciudad con un ciclo cuya órbita se produce siempre alrededor del punto de partida, y el IVAM, con sus líneas duras pero progresivas, como una tangente para salir del círculo y proyectarse hacia el exterior, que fue quizá como lo concibieron los arquitectos Emilio Giménez y Carlos Salvadores, y cuyo espíritu está en el logotipo de Andreu Alfaro. Sin embargo, ambos templos, en el plano más metafísico encajan como cóncavo y convexo, puesto toda contradicción tiene dos caras y una misma cabeza. A los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa, a la hora de abordar el proyecto de ampliación del IVAM, no les ha pasado desapercibido este detalle tan intrínseco. Han estado buscando en la cubierta del Mercado Central la solución para el IVAM, que su director, Kosme de Barañano, ha definido como "fría pero poética". El resultado no sólo reconcilia los dos modos de entender lo mismo desde la complementariedad sino que se plantea como un hito maravilloso, más propio de Nueva York, París o Londres. Sejima y Nishizawa han concebido un estuche invisible pero no imperceptible, y transpirable, que, con una intervención mínima, resalta lo existente y propugna un nuevo espacio de referencia. En los próximos años, cuando se mire a la ciudad desde el cielo, no cabrá ninguna duda de que el IVAM y el Mercado Central son sus más poderosos pilares.

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