"Soy un histrión natural"
La madurez de Juan Luis Galiardo (San Roque, Cádiz, 1940) es hiperactiva. Nada tres o cuatro días a la semana, habla y come durante dos horas sin problemas, está grabando los 10 CD que contendrán el Quijote en el audiolibro que va a editar Turner; los fines de semana protagoniza la función Diez por ciudades españolas; está en plena campaña pro Academia del Cine y, además, espera "con gran ilusión" el inicio del rodaje, el 3 de marzo, de la nueva película de José Luis García Sánchez y Rafael Azcona, Franky Banderas, el jilguero de Madrid.
Pregunta. ¿Es la cuarta parte de la célebre trilogía de la picaresca?
Respuesta. No, es independiente. Una historia muy bonita, una especie de secuela de Mi tío Jacinto. Interpreto a un payaso patético que apadrina a un niño, Franky, que quiere ir a Operación Triunfo. Neorrealismo italiano, Azcona puro pero más tierno y menos parabólico: se entiende todo muy bien.
P. Con esa energía que tiene, le será difícil resultar patético.
R. ¡Es que un actor sin energía no es nadie! Y hay que apurar esta síntesis de presunta madurez creativa en la que ando ahora. Un actor al que sólo le pasan las cosas por la cabeza y no es capaz de hacerlas, no es nada. Hay que cuidar el aparato fonador y el cuerpo. Y llegar alto y claro a la última fila. El teatro es lo que acoge a los actores.
P. ¿El cine, no?
R. Sí, pero es veleidoso. Hay mucho ejecutivo metiendo estadísticas en computadoras, mucho productor-gestor que no sabe lo que dice y decide gratuitamente si tu artesanía tiene rating o no. Ya no hay productores como los de antes, que se jueguen su dinero. Querejeta y dos más. Y frente a tanto necio, el refugio del valor añadido son los amigos con talento.
P. Pero su carrera la salvó la televisión.
R. Me hizo popular en México en seis meses, y para volver elegí lo mismo. Antonio Mercero, que sabe crear personajes, fue la clave no para ser conocido, sino para ser reconocido, que es de lo que se trata, aunque es más importante haber hecho cien largometrajes. Y cambié. El cambio es una de mis obsesiones, la capacidad que tenemos de cambiar. Todos tenemos opciones. Yo, que estuve en tercera, o peor, en regional, fui capaz de subir a la primera división de la vida.
P. Y ahora no para de ganar títulos.
R. Soy un actor promesa. Los guionistas jóvenes me traen sus proyectos y yo los muevo, les busco productores. O produzco yo en cooperativa. He producido 26 películas en cooperativa. Y eso es muy parecido al teatro. Pero no puedo más. Me veo muriendo con 82 años en el escenario, pero no puedo ser más empresario más, ya no tengo edad para jugar a la Bolsa. Los banqueros se jubilan con 60.
P. ¿Sigue jugando al póquer?
R. Muy poco ya, me he ido quitando bastante, poco a poco. Ahora juego al dominó. Es lo bueno de la ludopatía, se puede derivar a cualquier cosa. El dominó es un juego de concentración, y a mayor concentración, ausencia de dolor.
P. El otro día parecía un rojo dando gritos en el Congreso.
R. Me he ido haciendo cada vez más de izquierdas. De joven idolatraba a mi madre, era un huérfano y sólo tenía tiempo para mi dolor. Ahora soy más mis circunstancias que yo mismo. Soy parte de un fluido colectivo. Y eso no puedes fingirlo. El otro día, con Juan Diego en el Parlamento, me di cuenta de que es muy importante salir de la apatía. Participar. Como decía mi tío Antonio, que fue alcalde republicano de San Roque: "Si tú no te ocupas de la política, la política se ocupa de ti". Ahora he pedido una asamblea de la Academia para exigir que la ceremonia de los Goya sea más amena. No puede ser que los cuatro premiados de sonido, por ejemplo, hagan una telenovela familar para agradecer el Goya. Está muy bien la lucha política, el testimonio de unidad, pero hay que revisar la gala como espectáculo, hacerla rapidito y matizando, como se decía en el teatro. Y hay que exigir a todos los nominados que vayan. ¡La gente quiere ver la cara de los perdedores! Si te han nominado, jódete. Y si no, multa.
P. Y lo de la guerra le pareció bien...
R. Me emocionó. La gala ha ayudado a superar la desilusión de la gente por la derrota del PSOE. No sólo es la guerra, sino esa forma de arrasar con los perdedores que tiene este Gobierno. Y como nosotros no somos la élite pilarista, sino más bien los expulsados del colegio, ahí estamos.
P. ¿Nació para ser actor?
R. Se empeñó Luis Cuadrado, que era el operador de Saura. Me dijo: "Tú eres el Mastroianni español". Bueno, soy un histrión natural. Pero hasta que viví el sufrimiento, no fui buen actor. Hay que ir mucho al tanatorio para entender que la vida no es un guateque. Pero sí, nací para esto, y aunque he tirado muchas piedras contra mi tejado, esto me ha salvado. Si hubiera hecho todos estos disparates siendo ingeniero agrónomo, ahora estaría en la cárcel.
Premios en Nueva York
Juan Luis Galiardo acaba de ser galardonado por su Quijote con el premio al mejor actor de habla hispana por la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York. Con él, han resultado premiados Pedro Almodóvar (mejor director) Sancho Gracia (mejor actor de reparto por El crimen del padre Amaro). Gracia se enteró en Cuba, donde acaba el rodaje de Perfecto amor equivocado. "Ha sido una sorpresa. Sabía que estaba nominado, pero no lo esperaba", dijo el actor, informa Mauricio Vicent. Los españoles recibirán el premio el 19 de abril durante una fiesta en el hotel Waldorf Astoria. Antes, el 23 de marzo, El crimen del padre Amaro y Almodóvar lucharán por distintos oscars.
Babelia
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