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Columna
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Desnudas

José Luis Ferris

Mi madre siempre dice que, si uno no quiere, dos no se pelean, y se queda tan ancha. Lo malo es que un aforismo así exige que una de las partes haga siempre el papel de manso o de payaso de las bofetadas. No hay refriega si el ofendido no responde, por supuesto, como tampoco partida de ajedrez si el rival se marcha sin mover ficha. Pero los conflictos, en general, no se rigen por parámetros tan inocentes. Ahora mismo anda suelto por el mundo un camorrista vocacional que se las da de justiciero y que, al parecer, se la tiene jurada a un bárbaro solemne que gobierna en Bagdad. Se supone que este último es un redomado provocador al que conviene bajarle los humos de una vez y, claro, el momento de darle bofetadas a dos manos parece improrrogable. Lo vería hasta bien -miren lo que digo- si se enfrentaran los dos, cuerpo a cuerpo, en un cuadrilátero y se jugaran a doce asaltos la hegemonía del imperio, el petróleo y la amenaza nuclear, pero no lo van a hacer. Lo de ellos ha de ser a lo grande, empleando el estadio mundial y metiéndonos a todos en la brega. George W. Bush lo tiene claro: la guerra es necesaria y sobran argumentos para bombardear al enemigo. Sadam Husein alberga sus dudas y hasta permite, en un ataque de transigencia y de canguelo, que aviones espía U2 sobrevuelen su territorio y verifiquen su retorcida inocencia. El caso es que la batalla tiene fecha y lugar, y ni la coalición franco-alemana ni las reticencias de Putin o del mismísimo Papa parecen suficientes para detener la barbarie.

Estoy harto, qué quieren que les diga. Ante conflictos de esta magnitud y la inminencia de un error seguramente evitable, a uno le entran ganas de jugarse el tipo de algún modo o, mejor, de refugiarse en la paz de un cuerpo desnudo y dejar que nos abrace mientras cerramos los ojos. El pasado sábado, más de 700 mujeres de entre 20 y 60 años se ofrecieron a ello en la ciudad australiana de Byron Bay, sobre una colina. Desnudas como diosas, dijeron "No War" con el alfabeto de su blanca anatomía y yo me puse nostálgico (Vietnam y el 68, ya saben) al recordar otro viejo aforismo: "Haz el amor y no el gilipollas", "Desprecia la guerra y pide lo imposible" o algo así.

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