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El expediente infinito

Los expedientes abiertos en la UE contra Microsoft por su sistema operativo Windows son como una espiral sin fin. Las investigaciones suelen durar años y cuando parece que están a punto de concluir, acaba resurgiendo un nuevo expediente coincidiendo con la última versión actualizada del programa diseñado por el gigante informático. El primer rifirrafe con la Comisión data de 1991 y se cerró tres años después con un compromiso que permitió superar los problemas que planteaba el sistema operativo para la competencia.

Fue un arreglo temporal, porque llegó al mercado el Windows 95 y surgieron de nuevo las denuncias desde los competidores contra las prácticas abusivas de Bill Gates. Llegó el Windows 98, y más de lo mismo. Y no podía ser diferente con el Windows 2000, expediente que hoy sigue en curso y que se deriva de las alegaciones presentadas contra la versión anterior por parte de Sun Microsystem en 1998.

El último caso abierto contra la compañía de Gates lleva sobre la mesa más de cuatro años, a pesar de que se insista desde la Comisión en que el expediente se abrió formalmente en agosto de 2000. Un año más tarde la investigación sufrió una nueva adaptación para incorporar dos elementos de vital importancia. Bruselas decidió meter en el mismo saco la supuesta integración "ilegal" del programa Media Placer en Windows para la reproducción de imagen y sonido y los sistemas para servidores de gama baja.

Para no complicar más las cosas y evitar dar esta sensación de expediente "infinito", que nunca se acaba, los expertos de la Comisión señalan que la investigación de la nueva denuncia contra el Windows XP se desvinculará de la del Windows 2000, "porque si no, nunca vamos a cerrar el caso". Un hueso nada fácil de roer, sobre todo si se tiene en cuenta que el 95% de los ordenadores personales del mundo funcionan hoy gracias al sistema operativo Windows.

En EE UU, Microsoft logró cerrar el frente abierto con el Gobierno de ese país en noviembre pasado, cuando una juez aprobó la mayoría de los puntos acordados un año antes entre la compañía y el Departamento de Justicia para poner fin a su demanda antimonopolio. Uno de los puntos principales establecía que Microsoft tendría que facilitar algunos elementos del código fuente de Windows (el lenguaje de programación) a sus competidores.

Microsoft aún tiene pendientes varias demandas en otros territorios de EE UU y con la empresa Sun Microsystems.

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