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COYUNTURA INTERNACIONAL

La batalla del río sin plata

Uruguay discute con el FMI la entrega de los préstamos pactados

Alejandro Rebossio

Jorge Batlle, presidente de Uruguay, ha desmentido rotundamente que su país pensara seguir los pasos de Argentina para convertir a pesos los ahorros en dólares. Pero el mal ya estaba hecho: en dos días los bancos del país perdieron 160 millones en depósitos. Mientras, las autoridades uruguayas siguen discutiendo con el FMI un acuerdo para recibir los fondos prometidos.

Los funcionarios del FMI desconfían de que el país haya cumplido el compromiso de situar el déficit fiscal de 2002 en el 3,5% del PIB

Ni de vacaciones ni de inversiones. Muchos argentinos han dejado de veranear en Uruguay, pues les resulta caro después de la devaluación del 68% de su moneda en el último año. También han perdido la costumbre de fugar sus depósitos a ese país lindero, tras la crisis bancaria que padeció en 2002. Las playas uruguayas están menos llenas este verano austral y los bancos cobijan menos depósitos que de costumbre, sobre todo después de que en las últimas dos semanas se propagaran rumores de que el Gobierno de Montevideo imitaría al de Buenos Aires al convertir a pesos uruguayos los ahorros en dólares y al suspender los pagos de la deuda externa.

"Jamás se tomarán medidas de ese tipo porque Uruguay es un país serio", desmintió el presidente uruguayo, el liberal Jorge Batlle. El dirigente del Partido Colorado había ridiculizado el año pasado la posibilidad de que su país navegara por el mismo derrotero trágico que su vecino del Río de la Plata, pero terminó devaluando y congelando los depósitos de cuatro bancos.

Nuevas especulaciones

Las nuevas especulaciones sobre este pequeño país rural, turístico y financiero comenzaron a gestarse cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) se negó en diciembre pasado a desembolsar un crédito de 380 millones de dólares, correspondientes al paquete de ayuda de 3.800 millones aprobado cuatro meses antes.

El FMI adujo una lista de razones. Uruguay ha retrasado la definición de la crisis bancaria. Los bancos de Montevideo, Comercial, de Crédito y Caja Obrera continúan suspendidos desde mediados del año pasado. La dilatación de la congelación, la falta de acuerdo con el FMI y el pedido de los ganaderos y agricultores para que se pesifiquen sus deudas en dólares despertaron el rumor de la pesificación de ahorros. En dos días, el 30 y el 31 de enero, los bancos uruguayos perdieron depósitos por 160 millones de dólares, pero el lunes pasado se calmaron los ánimos tras las palabras de Batlle.

Discusiones con el FMI

Los funcionarios del Fondo discuten con los de Uruguay si se cumplió con la meta de déficit fiscal de 2002 (3,5% del PIB) después que la recaudación disminuyera por la caída de la economía (-9%). Principalmente se debate si se alcanzará el objetivo de 2003: un rojo del 1,5% del producto interior bruto (PIB).

El ministro de Economía, Alejandro Atchugarry, promete racionalizar el gasto público, aumentar las nóminas de los funcionarios sólo el 3% -pese a la inflación del 30% en 2002- e intenta infructuosamente liberar el sector petrolero, controlado por la estatal Ancap. Observa signos de recuperación de la economía, pero el FMI desconfía y la agencia Standard & Poor's anticipa que el el PIB se contraerá un 3% en 2003.

El Fondo Monetario Internacional y los mercados temen por el nivel de deuda pública: el 90% de un PIB de 13.000 millones de dólares. Los bonos soberanos de Uruguay gozaban hasta el año pasado de la mejor calificación a la que puede aspirar un Estado emergente. Pero el país debe hacer frente este año a una serie de vencimientos que totalizan 2.025 millones de dólares, 595 millones el primer trimestre. Las dudas sobre la capacidad de pago y el temor a un canje de deuda elevaron la prima de riesgo de Uruguay del 15% al 19,44% en la última semana.

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