Lula crea un órgano de la sociedad civil para intervenir en política

El presidente de la República de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, había prometido realizar un pacto social entre el capital y el trabajo. Para ello había anunciado la creación de un Consejo de Desarrollo Económico y Social que fuera una especie de puente entre la sociedad civil y el Gobierno. Dicho Consejo acaba de ser creado y consta de 97 personas de todos los estamentos sociales, aunque predominan los del mundo de la industria (23) y del sindical (13). Hay representantes de todos los campos: cultura, comercio, servicios, justicia, finanzas o agropecuaria. No falta ni la Iglesia, representada por el obispo católico Tomás Balduino y el de la Evangélica Alceu Nickarz. También hay nueve ministros.

El presidente del Consejo es Lula mismo y como secretario ejecutivo ha sido nombrado un personaje emblemático: el ex alcalde de Porto Alegre Tarso Genro, del Partido de los Trabajadores, ideador de la experiencia piloto de la capital gaucha del llamado "presupuesto participativo", analizado con interés incluso por algunos gobiernos europeos y que permite a los ciudadanos, reunidos en comunidades de barrio, intervenir activamente en el presupuesto del municipio. Las decisiones son tomadas por los concejales del Gobierno municipal pero las observaciones de la gente se toman muy en serio.

Este Consejo a nivel nacional tiene como finalidad analizar las propuestas de ley que el Gobierno lleva al Parlamento o proponer ellos mismos ideas. El Gobierno las pasará al Parlamento para que las analice sabiendo que son la expresión de un microcosmos de la sociedad.

En un primer momento algunos diputados y senadores recibieron mal la idea del Consejo alegando que el Parlamento es soberano en sus decisiones y que son los diputados y senadores quienes tienen que analizar y discutir las propuestas del Gobierno. Tarso ha respondido que se trata de otra cosa. Que el Consejo sólo pretende ser un instrumento más al servicio del Gobierno y del Parlamento. En el fondo, lo que Lula pretende es que exista un diálogo entre Gobierno, sociedad civil y Parlamento. Para el Parlamento, el Consejo de Desarrollo Económico y Social será de algún modo un instrumento de presión, ya que diputados y senadores dependen del voto popular, por lo que se les hará más difícil ahora legislar contra el parecer de la sociedad civil.