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PNV y EA aplazan su cambio de la ley electoral al no lograr el apoyo de Batasuna

Piden a la Mesa del Parlamento que posponga la tramitación hasta después del 25 de mayo

El PNV y EA renunciaron ayer a tramitar antes de las elecciones municipales la reforma de la ley electoral foral que plantearon en el Parlamento vasco hace una semana, tras constatar que la negativa de Batasuna a apoyarla la abocaba al fracaso. Así lo reconoció la secretaria de la comisión ejecutiva del PNV, Josune Ariztondo, poco después de que los portavoces parlamentarios de ambas formaciones anunciaran su decisión de pedir a la Mesa del Parlamento que no fije fecha de pleno para la toma en consideración de la iniciativa hasta después de las elecciones del 25 de mayo.

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La sorpresiva comparecencia en los pasillos del Parlamento de los dos portavoces, Joseba Egibar por el PNV y Rafael Larreina por EA, acompañados por los presidentes de las ejecutivas alavesas de ambos partidos, se produjo 24 horas después de que el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, dejara caer enigmáticamente que existía una salida para la iniciativa sin contar con los votos de Batasuna ni de sus socios de IU.

Pese a que los cuatro dirigentes citados coincidieron en señalar que el aplazamiento pretende impedir que se les achaquen intereses electoralistas, las declaraciones posteriores de la secretaria de la ejecutiva del PNV, Josune Ariztondo, dejaron claro que ha sido la falta de mayoría lo que ha determinado la decisión de ayer. Y también que las expectativas sobre las que el PNV se lanzó a plantear la iniciativa, previo enganche de sus socios de EA, estaban depositadas en que Batasuna diera su voto a la propuesta desinteresadamente y sin necesidad de explicitar una negociación.

"A pesar de que Batasuna dice que no está de acuerdo con esa representación , nos pide un acuerdo global para darnos su voto", dijo ayer Ariztondo. "Nos hemos quedado solos por un lado y por el otro", añadió la dirigente peneuvista en una entrevista en la televisión vasca.

Lo cierto es que la iniciativa había supuesto problemas, tanto con EA, que en noviembre frenó su formalización al pronunciarse en contra y la asumió ahora sin excesivo entusiasmo, como en el seno del Gobierno vasco, por la oposición de IU y otros desacuerdos, e incluso dentro del propio grupo parlamentario del PNV, en cuyo interior no era general el convencimiento sobre la oportunidad de la idea.

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Miembros del PNV que en los últimos días expresaban en privado su perplejidad por una iniciativa de la que temían efectos contrarios a sus intereses electorales, y que incluso apuntaban ya a la retirada del proyecto como único modo de salir del atolladero, se felicitaban ayer por la salida adoptada. Esas voces críticas con la iniciativa opinaban que se ha proporcionado innecesariamente un valioso argumento de campaña a PP y PSE en Álava, que seguirá presente incluso pese al aplazamiento, y que tendrá por efecto añadido un mayor cierre de filas del PSE con el PP de cara al futuro gobierno de la provincia tras las elecciones.

Lo inexplicable de la actuación de los nacionalistas, presentando una iniciativa para desactivarla una semana después, sólo encuentra lógica a la luz de un fuerte convencimiento previo sobre el apoyo de Batasuna, extendido al parecer sobre todo en los dirigentes alaveses del partido, que lo habrían fraguado en sondeos informales con miembros de la suspendida formación. La reclamación por los radicales de una negociación expresa sobre el contenido de la propuesta, lo que en el fondo era una exigencia de legitimación como interlocutores políticos, desarboló las posibilidades de la iniciativa del PNV y EA.

El vicepresidente primero del Gobierno, Mariano Rajoy, entendió ayer que la retirada obedece a que PNV y EA "saben que no va a salir adelante" y desveló que el Gobierno pensaba recurrir la modificación legal ante el Tribunal Constitucional, mientras PP y PSOE planeaban modificar la Ley Orgánica de Régimen Electoral General para impedir su aplicación, y la Diputación de Álava estudiaba un conflicto de competencias ante la Comisión Arbitral del País Vasco.

El PP y el PSE-EE atribuyeron el aplazamiento a la "contundente reacción social", mientras IU celebró la decisión de sus socios de Gobierno y la suspendida Batasuna anunció que presentará su propia propuesta. La Diputación de Álava opinó que el PNV ha abandonado tras quedarse "solo".

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