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Reportaje:

"Sean arquitectos en todas las circunstancias"

Fernando Castillo Velasco comparte su sabiduría con los estudiantes de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Sevilla

Fernando Castillo Velasco (Santiago, 1918) es el arquitecto chileno más representativo del siglo XX. La suya es una trayectoria marcada por la destreza profesional y la voluntad de ayudar a la gente, de conseguir que la arquitectura se ajuste a las necesidades sociales. Arquitecto, alcalde de la Comuna de La Reina (Santiago) en 1964, rector de la Universidad Católica de Chile, exiliado cuatro años en Venezuela y el Reino Unido tras el golpe de Estado de Pinochet, intendente de la Región Metropolitana de Santiago en 1994, alcalde de nuevo de la Comuna de La Reina... La suya ha sido una vida rica en proyectos y avatares.

Castillo Velasco ofreció el pasado jueves una charla a dos centenares de alumnos en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. Una exposición sobre su vida y obra puede contemplarse en el Antiguo Convento de Nuestra Señora de los Reyes de Sevilla hasta el próximo 23 de febrero. "Frecuentemente se dice que no represento la edad que tengo. Y siempre lo he achacado a mi permanente convivencia con los jóvenes", dijo. "Me he sentido siempre unido a los jóvenes", añadió, antes de explicar que la mejor arquitectura surge, en muchas ocasiones, del diálogo, el debate y el intercambio de propuestas entre un maestro y sus discípulos.

"Los arquitectos necesitamos tener una sensibilidad, una intuición, para valorar lo que estamos haciendo. Los arquitectos somos capaces de percibir el sentido de las cosas e interpretarlo", señaló. La necesaria corriente recíproca entre el que enseña y el que aprende estuvo en el centro de su charla. "Con la palabra uno se intercomunica. Más allá de la palabra no hay nada, sin la palabra no hay nada", aseveró. "No hay nada sin la comunicación, sin la conversación, sin la disputa entre unos y otros para llegar a estar preparados para concebir una obra", agregó Castillo Velasco. "El arquitecto debe ser permeable para recibir y permeable para entregar", remachó.

En opinión de Castillo Velasco, la creatividad del estudiante es imprescindible a la hora de emprender un proyecto arquitectónico. "En mis experiencias de profesor siempre quise poner al estudiante ante el análisis necesario para saber por qué iba a ser hecha una obra", comentó. "Es bueno que [los alumnos] sientan que son autores de su futuro y que ello puede lograrse en ese debate en que va a consistir la obra", indicó.

Los alumnos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura escucharon al maestro en un silencio que sólo se veía salpicado por las risas cuando Castillo Velasco hacía gala de un sentido del humor elegante y afable. Los profesores escuchaban en las primeras filas a un maestro que ha abierto algunas de las líneas por las que ha avanzado la arquitectura latinoamericana en el pasado siglo. Castillo Velasco terminó su intervención con un mensaje nítido dirigido a los jóvenes: "Sean arquitectos en todas las circunstancias".

La capacidad de surgir del ayer para proponer un mañana

La muestra dedicada en Sevilla a Fernando Castillo Velasco recorre algunos de los hitos de su producción arquitectónica: Torres de Tajamar, Hosterías San Felipe y Chanaral, Quinta Michita, Quinta Jesús, Comunidad Los Castaños, Comunidad Cau Cau, Comunidad El Cerro Apoquindo, Condominio Manantial, Comunidad Andalucía...

Dos etapas se distinguen en la labor del arquitecto chileno: en el primer periodo apuesta por los criterios racionalistas (funcionalidad y economía en la construcción, formas limpias y desnudas...). En su segunda etapa Castillo Velasco asimila los aspectos más incontestables de la primera y se preocupa en mayor medida de las ideas y los logros expresivos. Como alcalde de La Reina llevará adelante sus ideales de una arquitectura hecha al servicio del hombre al impulsar la autoconstrucción de 2.500 viviendas por las familias más pobres.

Castillo Velasco hizo hincapié en su charla ante los estudiantes de arquitectura de Sevilla en la necesidad de imbricar pasado y presente, de articularlos en una continuidad que permita aprovechar la sabiduría profesional acumulada a lo largo de los siglos. "Hay que apoyarse en el pasado, no tener prejuicios sobre lo que otros hicieron, sino tomar las cosas hechas para analizarlas y pensar cómo puede surgir mi propia arquitectura", explicó.

Castillo Velasco elogió el legado arquitectónico de romanos y árabes en Andalucía. "En Sevilla y en Córdoba uno puede ver y darse cuenta de la envergadura de sus obras, de la voluntad que hay que tener para elevarlas", señaló. El arquitecto comentó cómo en Sevilla "en 10 minutos se cruza del pasado al presente". "Esa capacidad de surgir del ayer para proponer un mañana es un valor para la arquitectura", puntualizó.

A partir de esta idea Castillo Velasco mostró cuál es el modelo de labor arquitectónica en la que cree: "una obra que sea una continuidad cultural, que no sea una obra que surge allí y cae por casualidad".

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