Desorden y confusión
La columna de Fernando Delgado del día 4, Madrid anárquico, es un claro suspenso para su autor si fuera un alumno de Sociología o Ciencias Políticas, supongo que al igual que de Ciencias de la Información. El uso falaz del término "anárquico/a", sólo como acepción número dos de la definición del RAE, omitiendo la número cuatro como doctrina política a la cual sistemáticamente, el 99% de los medios de comunicación identifican como sinónimo de "desorden y confusión", es inadmisible.
Si se quiere descalificar la gestión municipal, podría haber empleado el término de ineficacia para referirse a la actuación del PP. No era necesario recurrir al manido triunvirato de "desorden, caos y anarquía" al referirse exclusivamente, de forma peyorativa, a una ideología que jamás ha perseguido el desorden y el caos como meta socioeconómica.
Su proyecto trata de otro orden distinto y que no es precisamente el tristemente famoso "nuevo", bastante viejo, por otra parte, dado su origen en Benito Mussolini y Adolfo Hitler, conductor del III Reich, que encuentra hoy solapada, grosera y demostrable continuidad en George Bush y su incipiente 4th Empire, eso sí, nacionalcapitalista.
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