La Generalitat mantiene uno de sus barcos en Gijón para recoger fuel
Los dos remolcadores restantes no han sido útiles por el mal tiempo
El Gobierno catalán mantendrá durante ocho días más a uno de los tres barcos antifuel en Gijón a petición de las autoridades asturianas, mientras los otros dos regresarán cuando el temporal se lo permita a Sant Carles de la Ràpita, puerto del que salieron el pasado 3 de enero. El Gobierno catalán pagará 7.200 euros por día al Scotian Shore, que dispone de la pala mecánica para recoger fuel. Los otros dos barcos no han sido de gran utilidad ya que el mal tiempo les ha impedido desplegar la barrera para agrupar placas de chapapote.
El director general de Pesca de la Generalitat, Hernán Subirats, explicó ayer que el temor del Gobierno asturiano a recibir en los próximos días un aluvión de chapapote justifica la decisión de ordenar la permanencia en la zona del Scotian Shore, el remolcador más grande de los tres enviados por la Generalitat. El retorno al puerto de Sant Carles de la Ràpita de los otros dos remolcadores pone en evidencia que los barcos no trabajarán en aguas más tranquilas, como las de las rías gallegas, donde sí podían haber desplegado la red.
Los barcos finalizaron el contrato con el Gobierno ayer, después de haber recogido únicamente cuatro toneladas de fuel. Tanto el armador como el propio director general de Pesca atribuyen tan pobres resultados a que no había crudo para recoger en la zona a la que fueron enviados, después de que la Xunta prohibiera a los barcos faenar en sus aguas.
Desde la Generalitat se resalta la buena acogida dispensada a los barcos en la comunidad asturiana, tras el rechazo del Gobierno gallego, que únicamente permitió atracar a los barcos en los puertos de A Coruña y Burela. Fuentes de la Generalitat explicaron como una maniobra política dicha decisión, que la Xunta justificó por el temor de que las embarcaciones pudieran contaminar las Rías Baixas -lugar en el que tenían que recalar los barcos catalanes- con el mejillón cebra, una especie que sólo sobrevive en agua dulce y que de ningún modo podían transportar los buques. El calado de éstos, además, hubiera impedido que se adentraran en el río Ebro, el único en el que se reproduce el mejillón colonizador.
La Generalitat sostiene que la Xunta quiso impedir que los barcos faenaran en costas situadas frente a municipios del Bloque Nacionalista Galego (BNG), formación que inició la negociación para el envío de los remolcadores. A la polémica institucional se sumó el escaso resultado de los barcos. El método experimental fue concebido por la empresa Tuna Supplies, en la que están asociados el armador Florenci Macias y el empresario Francisco Fuentes.
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