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La línea de defensa empieza con la negativa a declarar

Juan José Pérez Rangel estaba a punto de declarar en la noche del pasado viernes ante la policía cuando terció su abogada, Ester Omella, y le hizo cambiar de opinión. La actuación de la letrada no se ajusta a la ley y eso exasperó a la policía, que dio cuenta de su actuación al Colegio de Abogados de Barcelona, a la fiscalía y a los dos juzgados que investigan los crímenes. Después del incidente, la letrada se reunió a solas con el detenido y le aconsejó que se mantuviera en esa línea cuando acudiese al juzgado de Badalona.

El detenido cumplió a pies juntillas las indicaciones y ayer no sólo no declaró, sino que pidió que le reconociera un forense. Desde los intereses de la defensa, acogerse al derecho a no declarar resulta muy lógico porque sus abogados seguían ignorando ayer el contenido del atestado policial, pues el caso está todavía bajo secreto del sumario. Será a partir del conocimiento de ese atestado y del resto de las diligencias cuando los abogados, del despacho de José Rey, propondrán nuevas pruebas.

Cuando el auto de prisión dictado ayer sea firme, dentro de tres días, la juez de Badalona se desentenderá del caso y lo asumirá el Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona, que deberá decidir cuando se levanta el secreto del sumario. Eso permitirá, por fin, que las defensas conozcan el resultado de las autopsias, cuándo reconocieron al detenido los testigos y el resto de pruebas aportadas por la policías. A partir de ahí los abogados elaborarán su línea de defensa y, entonces sí, es probable que aconsejen a su cliente que se explique ante la justicia y deje de guardar silencio.

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