Un rifirrafe entre jueces y letrados
El Colegio de Abogados de Valencia, en lo que parece haber sido una iniciativa novedosa, ha escrutado el funcionamiento de los juzgados y salas de la provincia mediante una encuesta telefónica en la que han sido consultados 624 colegiados. Una muestra lo bastante significativa para otorgarle crédito a las conclusiones, aunque el censo corporativo supere los 9.000. Se supone, además, que los letrados han opinado con rigor y a tenor de su experiencia. Queremos decir que su parecer ha sido reflexivo y no condicionado por algún suceso que hubiera sacudido recientemente el universo de la justicia o el de la profesión.
El resultado de la consulta, que sólo ha sido divulgado parcialmente, según ha dicho el ex decano colegial, Luis Miguel Romero Villafranca -que se despide del cargo con este sonado documento-, no nos parece en modo alguno decepcionante o aflictivo para los jueces. Tal como han constatado los cronistas de tribunales, la justicia, sumariamente considerada, obtiene un aprobado, aunque pelado. Otra cosa es que los datos de la encuesta que no han visto la luz pública revelen aspectos enojosos que modifiquen a la baja esa nota final. Pero del corolario de lo noticiado se desprende que hay pitos y aplausos para según qué jurisdicciones y juzgadores, junto a otras constataciones, alguna de ellas secular, como la lentitud de la justicia, y otras más nuevas o más agudizadas, como la mala calidad de las sentencias, la interpretación dispar de las normas procesales o la inaccesibilidad de los jueces. Nada sorprendente, por otra parte, y que viene a confirmar los desahogos coloquiales de tantísimos abogados en ejercicio.
En cambio, se nos antoja chocante -eso cuanto menos- la reacción, drástica y con visos de airada, del colectivo de jueces que ha dicho su palabra por medio de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana. Entiende este órgano que la referida encuesta no es científica ni objetiva, olvidando quizá que tales reparos son comunes a este género de prospecciones que, de no estar malversadas por la insidia o la impericia, nos aproximan mucho a un diagnóstico certero. Como es el caso, entendemos. Añádase, asimismo, que de la repetida evaluación no debe esperarse el temido desprestigio del poder judicial o la alarma de los ciudadanos. En su inmensa mayoría seguimos reputándolo ajeno, lejano, abstracto, carísimo y penoso. Vaya, que sigue resonando la maldición gitana: "Pleitos tengas y los ganes"".
En contrapunto al enfado reseñado, tenemos la impresión de que los jueces investigados han perdido una ocasión de oro para celebrar el sesgo positivo que se desprende de este aprobado, acaso el primero de los conseguidos -siquiera sea en el ámbito provincial- por la Administración española de Justicia. No nos consta ningún otro obtenido corporativamente. Basta echarle un vistazo a las hemerotecas y comprobar cuál ha sido su deprimente imagen tradicional y el filo de las críticas que ha recibido, muy singularmente -en los últimos 10 o 15 años- por parte de no pocos de sus propios agonistas, jueces y fiscales demócratas, plausiblemente indignados por los déficit materiales e históricos, pero también y a menudo por la vagancia e incompetencia de sus colegas. Las denuncias en este sentido podrían colmar una antología del cabreo tan ilustrativa como la del disparate judicial. O sea que, piano, piano, mucho se ha cambiado, pero no tanto como para desautorizar el escrutinio cuestionado.
Ahora, en justa correspondencia y para que nadie se sienta blindado contra esta variedad de encuestas, los jueces deberían decirnos por el mismo procedimiento cuasi científico qué piensan del cardúmen de abogados ejercientes en este colegio. Vendría a ser un modo de fiscalización mutua a la par que una vía común de perfeccionamiento que exhibiría las flaquezas orgánicas y profesionales de estos dos pilares de la justicia, tan desvalidos genéricamente ante la opinión pública. A este respecto, por cierto, se anuncia un sondeo estatal sobre los letrados, que aparecerá esta semana, y se nos anticipa que es muy favorable para ese gremio. ¿A quién demonios le habrán preguntado?
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