"Europa necesita un presidente con autoridad moral"
La menuda figura de Noëlle Lenoir, de 54 años, ministra de Asuntos Europeos desde junio de 2002, apenas se deja notar en los elegantes salones del Quai d´Orsay, pero ha estado implicada de lleno en los preparativos del espectacular pacto franco-alemán, anunciado la semana pasada. Muchas preguntas se agolpan respecto a la solidez de un acuerdo entre países con políticas económicas divergentes y sobre su pretensión de actuar como eje director de una Europa heterogénea. Y todavía más si el intento, apenas velado por el tono diplomático de la ministra, consiste en alterar de alguna forma el orden mundial para construir una relación más equilibrada de Europa con Estados Unidos, un objetivo que el golpe militar contra Irak puede poner a prueba en poco tiempo.
"Trabajamos con los británicos para construir la Europa de la defensa"
Pregunta. ¿Qué futuro le espera a la idea de un grupo de países de la UE pionero en política exterior, si los cuatro miembros europeos del Consejo de Seguridad (Alemania, España, Francia y Reino Unido) se dividen sobre Irak?
Respuesta. Nuestra voluntad es que Europa haga oír su voz en el mundo. Esta es la idea que inspira la contribución franco-alemana sobre la arquitectura institucional de la Unión. Europa contará con la capacidad de acción necesaria para tener peso en los asuntos del mundo, si dotamos al Consejo Europeo de un presidente estable, asistido por un ministro de Exteriores, y convertimos en sistemático el recurso a la mayoría cualificada para los asuntos de política exterior. Ahora bien, este terreno y el de la defensa afectan a la soberanía de los Estados y hay que manejarlo con cuidado. De ahí la idea de un grupo pionero de países que se comprometerán de inmediato en esa política, mientras otros preferirán esperar.
P. ¿Cómo ve usted el perfil de ese presidente europeo: un dirigente político ejecutivo o más bien una autoridad moral, como Kofi Annan o Václav Havel?
R. La estabilidad permitirá al presidente del Consejo Europeo hacer mejor lo que hace ahora: preparar las reuniones del Consejo; y después de éstas, mantener el contacto con los jefes de Estado o de Gobierno y representar a la Unión en el escenario internacional. Esas misiones no son exactamente las de un jefe del Ejecutivo, pero sobrepasan la mera representación. Implican autoridad moral para velar por el respeto a los acuerdos concluidos entre los jefes de Estado o de Gobierno, así como una capacidad de acción, en relación con el ministro de Exteriores europeo en lo que se refiere a la política exterior. Todo esto en el marco del preciado triángulo institucional formado por el Consejo, la Comisión y el Parlamento europeos.
P. Alemania y Francia son las dos principales economías de la zona del euro, pero su entendimiento económico parece muy frágil. ¿Existe una verdadera coordinación o esto no es más que una lejana perspectiva?
R. Si la coyuntura económica efectivamente es frágil, el entendimiento franco-alemán no lo es. Al igual que Alemania, Francia quiere respetar estrictamente sus obligaciones sobre el Pacto de Estabilidad y se comprometerá a reducir sus déficit para conseguirlo en la fecha prevista, en 2006. El pacto de estabilidad es indispensable para asegurar el valor del euro, pero hay que evitar la ruptura del crecimiento económico. Por eso, Francia y Alemania desean reforzar la coordinación de las políticas económicas de los Estados miembros de la Unión en relación con el empleo. Queremos extender los poderes de vigilancia presupuestaria de la Comisión, preconizamos una representación única en el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial y estimamos que la mayoría cualificada debe bastar para decidir sobre fiscalidad de la empresa y del ahorro.
P. ¿Cómo va la relación con el Reino Unido, maltratada con la suspensión de la cumbre franco-británica?
R. Con nuestros socios británicos estamos trabajando en la construcción de una verdadera Europa de la defensa. No olvidemos la declaración de Saint-Malo, en diciembre de 1998, que marcó el lanzamiento de una política europea de defensa y que está concretándose en el despliegue de una fuerza de la UE en Macedonia y después en Bosnia-Herzegovina. El diálogo con los británicos continúa en la Convención y en la preparación del Consejo Europeo de primavera.
P. Cuando Francia celebra Consejos de Ministros conjuntos con Alemania, ¿no se olvida un poco de países de cierta significación, como España? ¿Una pareja bastará para hacer funcionar la Europa de 25 miembros?
R. No se puede desperdiciar la importancia de la reconciliación franco-alemana para la construcción de la Unión Europea. Pero la maquinaria europea necesita de todas las fuerzas de los países miembros. Francia y España, dos países volcados hacia el Mediterráneo, mantienen relaciones privilegiadas y me gustaría anudar lazos de confianza, sin demora, con la ministra de Exteriores, Ana Palacio, y el secretario de Estado, Ramón de Miguel. Permítame añadir que Francia y España cooperan activamente: hemos conseguido que la seguridad marítima figure en el primer rango de las prioridades de Europa; estamos elaborando propuestas conjuntas en la Convención para ampliar las competencias en la lucha contra la criminalidad y la protección de las fronteras exteriores.
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