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El partido peronista decide llegar a las presidenciales con tres candidatos en disputa

Menem, Rodríguez Saa y Kirchner competirán directamente y sin elecciones primarias

El Partido Justicialista, versión electoral del Movimiento Nacional Peronista que gobernó el país 25 de los últimos 57 años y lidera con ventaja suficiente los sondeos de opinión para retener el poder en las elecciones que deben celebrarse el próximo 27 de abril, quedó virtualmente dividido después de que el Congreso suspendiera el pasado viernes la disputa electoral interna y aceptara "por única vez" la postulación a las generales de los tres candidatos que, en palabras de la mayoría de los delegados, representan "proyectos antagónicos entre sí".

La suspensión de las elecciones internas perjudica a Carlos Menem. El ex presidente tiene un porcentaje de rechazo superior al 50% entre los independientes.Los adolfistas, seguidores del ex gobernador de San Luis Adolfo Rodríguez Saa, también ex presidente durante los últimos siete días de 2001 cuando la Asamblea Legislativa le designó para reemplazar al radical Fernando de la Rúa y a quien se recuerda por la decisión de suspender los pagos de la deuda pública, no enviaron sus delegados, pero consideraron "aceptables" las decisiones del máximo órgano de conducción partidaria. La mayoría duhaldista, que responde al jefe del Estado, Eduardo Duhalde, estaba satisfecha de "haber provocado al fin el debate que durante la década de gobierno menemista se barrió bajo la alfombra", como admitió uno de sus portavoces, el diputado y congresista José María Díaz Bancalari.

Duhalde es el único de los tres caudillos peronistas que, por propia decisión, no será candidato. Presentó al Congreso su renuncia anticipada al cargo prevista para el 25 de mayo, cuando entregue el poder al presidente electo en la primera vuelta electoral, el 27 de abril, o en la segunda el 18 de mayo. Pero el presidente, designado a comienzos de enero de 2002 por la Asamblea Legislativa para reemplazar a su vez al renunciante Rodríguez Saa, eligió como delfín al gobernador de la provincia de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Con el apoyo del poderoso y casi decisivo aparato partidario de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más poblado del país controlado por el duhaldismo, Kirchner pasó en tres semanas del cuarto lugar en los sondeos de opinión a disputar el primero a Rodríguez Saa.

A escasa distancia, en porcentajes muy bajos que oscilan entre el 15% y 17% de intención de voto les sigue la diputada Elisa Carrió, ex militante de la Unión Cívica Radical, fundadora de la Alternativa para una República de Iguales(ARI) integrada por disidentes de centroizquierda. Menem cayó a su vez al 12,1%.

Los partidarios del ex presidente Carlos Menem se retiraron de las deliberaciones a la hora de votar y denunciaron las decisiones del Congreso ante la jueza electoral María Servini de Cubría, acusada a su vez de menemista. Un día antes de que se celebrara el Congreso la juez concedió el recurso de amparo y le intimó a no aprobar ninguna de las resoluciones que se anunciaban, pero tres horas antes del comienzo aceptó también el recurso del apoderado partidario y su fallo entonces quedó a revisión del tribunal de alzada y, en última instancia, de la Corte Suprema.

El Congreso, que pasó a un "cuarto intermedio" sin plazos, decidió incorporar una cláusula preventiva por la que faculta a una Comisión de Acción Política integrada por la ejecutiva del partido, los jefes de grupo parlamentario, los presidentes de distrito y los gobernadores peronistas de provincias para designar la fórmula electoral si una sentencia judicial impidiera, antes del próximo 8 de marzo, la presentación de los tres candidatos a las generales.Cuando los menemistas se retiraron del Congreso, una barra de seguidores arrojó desde las tribunas la reproducción a escala de los carteles que al día siguiente pegaron en las vallas y paredes de Buenos Aires. Allí podía verse a Duhalde como un ventrílocuo que sostenía a un Kirchner muy pequeño sobre una de sus piernas como si fuera un muñeco de madera. Los congresales duhaldistas reaccionaron y les despidieron cantando a coro: "Traigan al gorila musulmán, para que vea, que este pueblo no cambia de idea, sigue las banderas de Evita y Perón".

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