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AMÉRICA LATINA

Cruzada de alto voltaje contra el presidente Vicente Fox

El PRI pone la proa a una reforma constitucional promovida por el Gobierno conservador para privatizar la energía eléctrica en México

Juan Jesús Aznárez

El senador Manuel Bartlett, del opositor Partido Revolucionario Institucional (PRI), es el principal cruzado contra la privatización eléctrica en México, propuesta por el Gobierno. Varias empresas españolas como Iberdrola y Unión Fenosa están interesadas en la apertura de este mercado. "Decimos no a la reforma constitucional privatizadora, pero hemos dicho sí a una reforma profunda", señala este legislador, que ha sido dos veces ministro y precandidato presidencial por el partdo que perdió la presidencia de la república en julio del año 2000.

El partido oficial, el conservador Partido de Acción Nacional (PAN), no tiene mayoría en el Congreso, y sin el apoyo del PRI sus reformas son imposibles. Manuel Bartlett es activo adversario de las políticas neoliberales, a las que culpa del distanciamiento entre el PRI y sus bases. "Tenemos empresas públicas (la Comisión Federal de Electricidad y Luz y Fuerza) que funcionan, que atienden a cien millones de ciudadanos en este país".

El senador Bartlett tumbó un proyecto de apertura eléctrica propuesto por Ernesto Zedillo, el último presidente de su partido
Varias empresas españolas como Iberdrola y Unión Fenosa están interesadas en la apertura de este mercado

Una apertura más ambiciosa del sector fue ya propuesta por el último presidente priísta, Ernesto Zedillo (1994-2000), pero se topó con la resistencia de Bartlett y otros sectores del partido. "Hay que reformar las empresas públicas y darles autonomía para que no sean dependencias de la Secretaria (Ministerio) de Hacienda, asfixiadas por la visión macroeconómica y no del servicio público".

Plataforma electoral

Este parlamentario, según distintas fuentes consultadas, ha impuesto sus tesis en la reunión donde se redactó la plataforma electoral de su partido para la próxima renovación, dentro de unos meses, de la Cámara de Diputados y de varios gobiernos estatales.

Bartlett propone más transparencia en la gestión de las empresas públicas y bajar las tarifas, "porque tienen un régimen fiscal salvaje en contra de los propios consumidores". En esa misma dirección inciden el Partido de la Revolución Democrática (PRD), izquierda, tercero en el Congreso, y el Verde Ecologista. El senador esgrime abundante documentación "sobre lo que ocurre en el mundo" en materia de privatizaciones y desregulaciones. "Lo que ha ocurrido siempre es que se han impuesto monopolios extranjeros en América Latina. En Chile es un monopolio español y en España es un oligopolio". "Es absolutamente falso, es propaganda de los intereses extranjeros", agrega, que los precios vayan a caer con la privatización.

La reforma propuesta por el Gobierno, afirma, es "totalmente privatizadora". El PRI sostiene que la necesidad de contar con la energía necesaria a precios competitivos no obliga a la reforma de la Carta Magna y es posible reservando para el Estado la generación, conducción, transformación, distribución y abasto de la energía.

El PRI presentó en marzo un proyecto de decreto que reforma diversos ordenamientos, pero que defiende el servicio público porque la Comisión Federal de Electricidad lo ha prestado con unos resultados "comparables al servicio que se otorga en países desarrollados".

El Gobierno entiende que con los cambios tecnológicos ha variado la percepción de que sólo debía existir un proveedor. Fundamenta la necesidad de que el capital privado ejerza un papel más activo en la modernización del sector en el hecho de que, en las dos últimas décadas, la tasa de crecimiento anual de la demanda de energía en México fue del 5%. Durante el mismo período, según datos oficiales, la tasa de crecimiento del PIB fue del 2,7%, y la de los ingresos públicos, menos de un 1%.

El esquema financiero bajo el cual se ha instrumentalizado el crecimiento del sector "se está agotando", de acuerdo con la tesis del Ejecutivo, y las reformas introducidas, por su timidez, no lograron atraer la participación privada esperada. Estas argumentaciones no convencen a Bartlett. "Lo que no queremos es privatizar la electricidad. Los sectores interesados son los grandes consumidores y unos cuantos que dicen que este país no va a avanzar", señala. "Como si la entrega a los intereses extranjeros, que se van a llevar la renta nacional más grande, fuera la gran solución de la economía nacional. Eso es una gran mentira".

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