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40 AÑOS DE ALIANZA

Francia recobra su papel internacional con la ampliación de la UE y la crisis iraquí

Schröder cede a Chirac el protagonismo del aniversario de la reconciliación franco-alemana

A sus 70 años, y tras siete y medio de presidencia atormentada de Francia, Jacques Chirac mostró ayer un vigor político más propio de quien se dispone a emprender una nueva etapa que de un hombre al final de su carrera. Gerhard Schröder le dejó el protagonismo casi absoluto en la doble comparecencia pública de la jornada: por la mañana, ante la prensa; por la tarde, en presencia de unos 900 parlamentarios franceses y alemanes. Era la primera vez que Chirac hablaba ante diputados y senadores de su país, una facultad que constitucionalmente tiene prohibida.

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El presidente francés sólo puede dirigir mensajes a las Cámaras y no se admite debate sobre ellos. Ayer buscaba rehacer la tortuosa imagen de sus mandatos presidenciales en Francia, sin duda; pero los planteamientos sobre la relación con Alemania, su proyección a toda Europa y el papel que ha de jugar en el mundo invitan a pensar en que va a influir mucho en la decisión sobre las nuevas instituciones europeas.

Durante los cinco años de cohabitación con la izquierda, la crónica de los asuntos exteriores franceses estuvo marcada por su rivalidad con el socialista Lionel Jospin. El casi rocambolesco triunfo en la elección presidencial, por el 82% de los votos, le ha devuelto un aire de respetabilidad que su excelente forma física no deja de subrayar. Es el decano en todas las cumbres internacionales a las que asiste. Nunca ha abandonado los asuntos internos y las grandes decisiones continúan pasando por el palacio de El Elíseo; pero, una vez organizado el control político del país, Chirac ha tomado Europa y la crisis iraquí como las grandes palancas de su acción.

Esto es lo que hizo ayer. Chirac sabe servir la solemnidad y adornarla con gotas de emoción. El marco se prestaba a ello: los Parlamentos de Francia y Alemania, reunidos por primera vez en la historia, ocupando el lugar reservado a las sesiones conjuntas de la Asamblea Nacional y del Senado. Sólo unas decenas de estudiantes de secundaria pudieron asistir a una sesión limitada a la clase política, además de un coro escolar. En la calle, la frialdad popular fue casi absoluta.

En discursos de vocación lírica y solemne, Schröder y Chirac se sucedieron en la tribuna para homenajear a Charles de Gaulle y a Konrad Adenauer. Ninguno de los dos eludió el recuerdo de las páginas de la historia común a la que está vinculado el palacio de Versalles. En la impresionante Galería de los Espejos se proclamó a Guillermo I como emperador del II Reich alemán, el 18 de enero de 1871, tras la victoria de Prusia y de sus aliados sobre Francia, que provocó la anexión de Alsacia y Lorena a Alemania.

En ese mismo lugar se vivió la revancha del 28 de junio de 1919, día de la firma del tratado que puso fin a la I Guerra Mundial en condiciones que, según Chirac, "suscitaron humillación y rencor al otro lado del Rhin" y cuyas consecuencias fueron "la libertad aniquilada, el desencadenamiento de la violencia, su cortejo de destrucciones y sufrimientos, sus millones de muertos, la apoteosis del horror". Schröder habló de Versalles como "el lugar que muestra mejor cuánto hemos progresado". A partir de ahora, "Versalles simbolizará la fraternidad entre Alemania y Francia y, más allá, la de nuestro continente entero", remachó Chirac, otra vez pensando más allá de las fronteras de esos dos países, que suman casi un tercio de la población de la Europa ampliada a 25 países.

Sesión conjunta de los Parlamentos alemán y francés ayer en Versalles.
Sesión conjunta de los Parlamentos alemán y francés ayer en Versalles.REUTERS

"Estamos ligados por un destino compartido"

Éstos son extractos de la declaración conjunta de Francia y Alemania: "Estamos decididos a iniciar una nueva etapa en la cooperación entre nuestros dos países. Francia y Alemania están ligados por un destino compartido. Nuestro futuro común es inseparable del de una Unión Europea más integrada y ampliada. Juntos estamos preparando el acceso de futuros miembros. Proponemos la creación de una Unión Europea de la Seguridad y la Defensa, que dará forma concreta y eficacia a la solidaridad en la seguridad común de sus miembros, y que contribuirá a reforzar el pilar europeo de la Alianza Atlántica. Daremos los pasos necesarios para mejorar nuestras capacidades militares y eso intensificará nuestras relaciones bilaterales. Es nuestra responsabilidad conjunta desarrollar las políticas comunes de la Unión y adaptarlas a las nuevas realidades de la estructura europea".

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