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El partido de Pim Fortuyn se hundirá en las elecciones de mañana en Holanda meses después de su ascenso

Isabel Ferrer

Oscurecida como el resto de los partidos políticos holandeses estos días por el empuje de Wouter Bos, nuevo líder socialdemócrata (PvdA), la Lista Pim Fortuyn (LPF) acude a las legislativas de mañana con un mensaje de lo más humilde. "Dennos una segunda oportunidad", reza el lema del grupo fundado por el líder ultraderechista del mismo nombre asesinado el pasado mayo y que sacudió a la sociedad con sus ideas radicales. Venerado y despreciado a partes iguales, Pim Fortuyn no dejó indiferente a nadie en los Países Bajos en el poco tiempo que se dedicó a la política activa. Sus sucesores, que obtuvieron 26 escaños en los anteriores comicios y se convirtieron en la segunda fuerza nacional, no han sabido aprovechar el legado de su jefe y andan algo perdidos. El sondeo más reciente les otorgaba ayer siete escaños de los 150 del Parlamento.

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Responsables de la caída del Gobierno de centro-derecha del que formaban parte junto con la democracia cristiana (CDA) y los liberales (VVD), por las rencillas entre los ministros de Economía y Sanidad (ambos de la LPF), el partido perdió primero a buena parte de sus miembros. Algunos como Winnie de Jong, una de las pocas mujeres de la papeleta electoral, fundaron otras agrupaciones. En su caso se llama Conservatieven.nl y acude a los nuevos comicios, aunque con pocas posibilidades. Ni siquiera aparece en el barómetro electoral que se publica a diario. Otros inscribieron nuevos partidos en el registro pensando que les resultaría fácil encontrar seguidores y acabaron abandonando la política. Es el caso de Herman Heinsbroek, antiguo titular de Economía, que ha regresado a los negocios.

La lucha por la jefatura tras la muerte de Fortuyn también fue reñida. Tras varios intentos fallidos, se hizo con ella Matt Herben, portavoz de Fortuyn. Con una nueva imagen y siempre sonriente, Herben había sido asimismo portavoz del Ministerio de Defensa, y muestra bastante soltura ante las cámaras. El problema es que el núcleo del mensaje de su partido, esto es, el freno a la inmigración, la mejora de la seguridad ciudadana y la integración de la cultura islámica ha pasado a formar parte de los programas del resto de los partidos. Perdida la fuerza de un argumento novedoso y controvertido, Herben está oscurecido. En realidad, los que lo sacan del ostracismo electoral son los liberales de derecha, sus antiguos socios. Antes que pactar con la socialdemocracia, estos últimos preferirían volver a negociar con el LPF para cerrar otra coalición de centro-derecha como la encabezada hasta octubre por el cristiano demócrata Jan Peter Balkenende.

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