El sueño de una urbe más humana
Tras dos intentos fallidos, Sevilla apuesta por un modelo más cómodo para el ciudadano
Sevilla no ceja en su empeño olímpico. Es su tercer intento y ya ha anunciado que, ocurra mañana lo que ocurra en la elección frente a Madrid, seguirá en la carrera. Sabe que se enfrenta a un rival más potente y se centra por ello en las bondades de las urbes pequeñas, más humanizadas. Su presidente adjunto, Alfonso Seoane, ha expresado una esperanza en este sentido: "Cada día escuchamos más que a las ciudades mastodónticas les resulta más incómodo tener unos Juegos porque es muy difícil cambiar el ritmo de trabajo, de las empresas y demás. Estoy convencido de que el futuro está en las ciudades de tipo medio, medio-alto, como Sevilla".
El problema es que estén convencidos los miembros del COI. Y la historia olímpica aún sigue teniendo en su camino no sólo clientes de altísimo nivel ya contrastados para sentarse a la mesa de los Juegos, sino que aparecerán los que mejoren de continentes enteros, caso de África, o de subcontinentes, como Suramérica. Y no parece que vayan a ser precisamente ciudades pequeñas.
"Los Juegos son más incómodos en las grandes ciudades porque es difícil cambiar su ritmo"
Aunque el nuevo presidente del COI, el belga Jacques Rogge, esté haciendo esfuerzos continuos para diferenciarse de su antecesor, Juan Antonio Samaranch, ya ha tenido pruebas de que cambiar una estructura tan especial como la del COI no es fácil. Los miembros ya le hicieron un desaire monumental al rechazarle todos los cambios de deportes que había propuesto el pasado noviembre en la reunión de México, algo que difícilmente le habría sucedido a Samaranch.
Desde que llegó a la presidencia, Rogge está luchando por detener el crecimiento de los Juegos, lo que daría oportunidades a ciudades más pequeñas. Pero eso no descartaría a las grandes. De hecho, él mismo ha estado animando a París, Roma y Londres para que se presenten y está encantado con que haya ganado Nueva York, aunque su intento de quedar bien con Estados Unidos no es compartido por muchos miembros, aún enfadados tras la humillación sufrida por el escándalo de la corrupción.
Sevilla ofrece una experiencia indudable en organizaciones de campeonatos mundiales y europeos en muchos deportes. Su punto álgido fue en los de atletismo de 1999. De hecho, su oficina de la candidatura se denomina Promoción Deportiva. Es su apuesta para que se conozca la ciudad, un planteamiento turísitico no muy diferente del que puede buscar Madrid o cualquier otra aspirante, pero que en casos de poblaciones pequeñas, cuando parece buscarse sólo esa promoción, pero no un triunfo, algo muy lejano, no gusta en el COI. De hecho, cuando proliferaron candidaturas, el máximo organismo olímpico creó los cortes previos para evitar que las aspirantes sin posibilidades siguieran gastando dinero por encima de sus fuerzas. Sevilla tiene un presupuesto anual de 1,2 millones de euros frente a los 15 de Madrid.
Seoane ha declarado que Sevilla seguirá porque le interesa la promoción deportiva. Le ha faltado decir que podría hacerlo sin mantener la carrera olímpica, pero que ese paraguas de máximos le permite seguir con los loables mínimos. En todo caso, esta capacidad de organización ni el presentarse muchas veces es garantía de triunfo. Como mucho, en el segundo caso, se premia a veces la constancia para pasar los cortes, como le ocurrió a Estambul en la última elección de Moscú, donde ganó Pekín.
Sevilla, como Madrid, tiene tres zonas de instalaciones muy accesibles y un proyecto sólido y concentrado. Y, por el tiempo que lleva, incluidas las infraestructuras que se construyeron para la Expo 92, tiene clara ventaja constructiva sobre Madrid. Pero sólo eso.
El miedo político
Alfonso Seoane ya ha denunciado públicamente su temor a que la elección se politice. El COE es un organismo que se ha caracterizado por su independencia, pese a que muchos de sus miembros estén comprometidos políticamente e incluso pertenezcan a partidos. Hay también acusaciones de que alguno, y destacado, está moviéndose en busca de apoyos para Madrid porque parecía tener claro su triunfo hace unos meses, pero no tanto en los últimos días. Y el PP no se puede permitir una derrota en vísperas de las elecciones. Sin embargo, aun con operaciones de cualquier tipo -incluso pueden ser contraproducentes, como sucedió cuando se trató de que ganara Granada a toda costa para la sede invernal y venció Jaca-, la realidad es que Sevilla tiene menos empuje político que Madrid aunque oficialmente haya consenso. Existe un cierto cansancio, lógico tras dos intentos fallidos. De hecho, la operación de hace un año fue un síntoma claro de retirada que sólo frustró un enfadado Alejandro Rojas Marcos, presidente del Partido Andalucista, socio minoritario del PSOE en el Ayuntamiento sevillano e impulsor eterno de la carrera olímpica de la ciudad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.