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CiU defiende que los votos de Lleida, Tarragona, y Girona sigan valiendo más que los de Barcelona

Montilla propugna que el Parlament sea "más plural y representativo"

Enric Company

La cúpula de CiU continuó arremetiendo ayer contra el partido socialista y su líder, Pasqual Maragall, por haber propuesto una ley electoral catalana que garantizaría la igualdad del voto de todos los ciudadanos de Cataluña, con independencia de la provincia en que residan, en las elecciones al Parlament. El conseller en cap, Artur Mas, afirmó que aplicar una ley electoral de este tipo significaría "cargarse el concepto de Cataluña" y defendió el modelo electoral actual, en el que la provincia de Barcelona, con el 76% del censo electoral de Cataluña elige sólo el 63% de los diputados.

El desigual valor del voto en las cuatro provincias catalanas según la normativa electoral utilizada hasta ahora comportó que en las últimas elecciones autonómicas CiU obtuviera más escaños que la coalición del PSC-Ciutadans pel Canvi a pesar de que esta última obtuvo más votos. Eso fue lo que dio la victoria a Jordi Pujol sobre Pasqual Maragall y es lo que éste afirma que debe ser corregido.

Frente a esta pretensión de los socialistas, que el primer secretario del PSC, José Montilla, defendió ayer como una necesidad para "hacer más plural y representativa la Cámara catalana", los nacionalistas argumentan que dar el mismo valor a los votos en la provincia de Barcelona que a los de las provincias de Girona, Lleida y Tarragona significaría desequilibrar Cataluña.

Lo dijo ayer abiertamente Artur Mas, conseller en cap del Gobierno catalán y secretario general de Convergència Democràtica (CDC). Tras expresar su "radical" rechazo a la propuesta del PSC, Mas argumentó que "debe defenderse una Cataluña equilibrada, no una Cataluña en la que sólo cuenta donde hay más población".

En la misma línea, el líder de CiU, Jordi Pujol, defendió el modelo actual y acusó a los socialistas de "tener una mentalidad estrictamente urbana", y sostuvo que les "estorba todo lo que no está muy en contacto con Barcelona".

La contraposición de Barcelona con el resto de Cataluña ha sido una constante en la actuación de CiU durante las dos últimas décadas. Los nacionalistas lo han pagado con sus malos resultados en las elecciones municipales en la capital de Cataluña, pero han obtenido a cambio compensaciones en las elecciones autonómicas en las zonas rurales.

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De la virulencia de la reacción de los nacionalistas de CiU da cuenta el hecho de que en la provincia de Girona han emprendido una campaña para remitir cartas a Maragall exigiéndole que "pida perdón" por querer "excluir a Girona del Parlament".

De provincias a comarcas

Maragall, que ayer participó en la convención de candidatos municipales y autonómicos celebrada por el PSOE en Madrid, respondió brevemente a los ataques de CiU. Afirmó que quienes critican su propuesta electoral "es que no la han entendido o no les conviene". El líder del PSC destacó que su propuesta es que las provincias dejen de ser circunscripciones electorales, con lo que también desaparecería el desigual valor del voto entre ellas.

La propuesta del PSC, basada en el modelo alemán, conjuga la representación territorial con la proporcional, que son los dos requisitos exigidos por la Constitución y el Estatuto. Se votaría con dos papeletas. Con una se elegiría un diputado en cada una de las 41 comarcas. Con la otra se votaría una lista nacional de partido. Los 135 escaños serían distribuidos entre los partidos en proporción al número de votos obtenidos en toda Cataluña, que constituiría circunscripción electoral única. La propuesta introduce también el principio de paridad de sexo, al fijar que sólo podría haber un máximo del 60% de los candidatos del mismo sexo.

Esto es lo que permitió a Maragall sostener que, contra lo que dicen los líderes de CiU, "no se trata de un equilibrio entre provincias, sino entre territorios". En su modelo, agregó, "lo único que queda garantizado es que habría 41 comarcas con un diputado en cada una y que cada partido podría añadir los candidatos de cada territorio que quiera".

La aplicación de este sistema a los resultados de las últimas elecciones muestra ligeras variaciones en el número de diputados atribuidos a cada partido, aunque suficientes para dar la victoria a la izquierda, que en conjunto obtuvo más votos que la derecha. La más perjudicada sería CiU, que en vez de los 56 diputados que obtuvo tendría 53; el PSC pasaría de los 52 que obtuvo a 53; el PP obtendría 13, uno más de los que tiene; ERC se mantendría en 12, e Iniciativa per Catalunya-Verds pasaría de los 3 que obtuvo en solitario a 4.

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