La cuenca del Sur, pendiente de un arroyo
El afluente que esgrime el Gobierno para negar el traspaso, se excluyó de la Confederación Hidrográfica en 1987
Entre los múltiples traspasos de competencias que plantea la Junta de Andalucía al Gobierno central desde hace años, la transferencia de la Confederación Hidrográfica del Sur es uno de los más antiguos. Y, sin duda, el que ha generado argumentos más estrafalarios para explicar el bloqueo del traspaso. El último de ellos, del Gobierno central: que un tramo de uno de los afluentes del río Almanzora discurre por Murcia, lo que invalidaría la condición de cuenca enteramente andaluza y, por tanto, cualquier pretensión de que su gestión sea cedida al Ejecutivo autonómico. Es decir, que una zona de unos 20 kilómetros cuadrados condicionan la administración de los casi 20.000 que ocupan las cuencas que vierten al Mediterráneo situadas entre la provincia de Cádiz y la provincia de Almería.
La rambla de Canales, que así se llama el afluente murciano del Almanzora, apenas supone un uno por mil de la superficie de la cuenca del Sur. Pero según sendas respuestas del Gobierno en los últimos meses a preguntas de los diputados socialistas Miguel Ángel Heredia y Francisco Contreras, es suficiente para considerar que el Almanzora transcurre "por el territorio de dos comunidades" y que, como es preceptivo en estos casos, el Ministerio de Medio Ambiente debe mantener la gestión de la cuenca.
Lo que no dice la respuesta escrita del Gobierno central es que la rambla de Canales hace tiempo que ya no está incluida en la cuenca del Sur. En el real decreto de 1987 que utilizó el Ejecutivo (entonces en manos del PSOE), para delimitar "el ámbito territorial de los organismos de cuenca [las confederaciones hidrográficas]", se establece que la Confederación Hidrográfica del Sur "comprenderá el territorio de las cuencas que vierten al mar Mediterráneo entre el límite de los territorios municipales de Tarifa y Algeciras y la desembocadura del río Almanzora, incluida la cuenca de este último río, quedando excluida la de la rambla de Canales".
La redacción de ese texto, que es básico para definir el territorio de la cuenca del Sur, tiene una explicación. Con esa decisión administrativa, el Gobierno eliminó entonces el minúsculo detalle de la rambla de Canales para facilitar el traspaso de la Confederación Hidrográfica a la Junta de Andalucía, como hizo con el resto de cuencas intracomunitarias, radicadas en Cataluña, Galicia y País Vasco.
Pero el traspaso fue a encallar en un caso en el que el mismo partido, el PSOE, gobernaba entonces en el Ejecutivo central y en el autonómico. Las diferencias sobre la valoración económica de la transferencia y el cruce de fechas electorales (andaluzas en 1994, generales en 1996) dio al traste con la negociación más fácil. Luego, cuando el PP llegó a La Moncloa, las relaciones entre la Junta y el Gobierno comenzaron a enquistarse y todos los traspasos se convirtieron en una aventura con final incierto.
La primera ministra de Medio Ambiente del PP, Isabel Tocino, se encasilló en el hecho de que la Confederación Hidrográfica del Sur también se hace cargo de la gestión del agua en Ceuta y Melilla. Para cuando reconoció que eso no era un impedimento, su tiempo al frente del Ministerio se acabó. Su sucesor, Jaume Matas, retomó la negociación con buenas palabras, pero la oposición del Ejecutivo andaluz a su proyecto de Plan Hidrológico Nacional acabó por cerrar todas las puertas. Desde hace año y medio, el traspaso de la Confederación Hidrográfica del Sur, que según la Junta requeriría de un aporte estatal de unos 180 millones de euros al año, está totalmente estancado.
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