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LA SITUACIÓN DEL CASERÍO SEVILLANO

Comerciantes y vecinos piden más contundencia en las inspecciones

El derrumbe el pasado 22 de diciembre de una tienda especializada en música ubicada en la calle Sierpes, una de las principales arterias comerciales de Sevilla, obligó a la Gerencia de Urbanismo a cortar un tramo de esta vía en las fechas de mayor volumen de ventas de todo el año. Durante una semana, siete comercios aledaños a Casa Damas, el inmueble que se desplomó, se vieron obligados a mantener cerradas sus puertas.

Urbanismo ordenó instalar unas placas de metal para permitir el paso de personas por el lado opuesto al de la fachada de Casa Damas, lo que propició la apertura de algunos de los establecimientos afectados. No obstante, hoy, tres semanas después del derrumbe, aún se mantiene el corte parcial de la calle, una medida que Urbanismo confía en levantar mañana lunes.

"No sólo afecta al que se cae, sino a todos los de alrededor", dice el presidente de Aprocom
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El estado en el que se encontraba Casa Damas antes del derrumbe no es una excepción en las zonas más comerciales del centro de Sevilla. Urbanismo tiene abiertos 15 expedientes de conservación en otros tantos inmuebles de la misma calle Sierpes, otros 12 en Francos, dos en Tetuán, ocho en O'Donnell, siete más en Puente y Pellón, y hasta 28 en la calle Feria.

Los comerciantes del casco histórico aparecen pues como víctimas y verdugos del mal estado de conservación del caserío del centro. Aprocom, la asociación de pequeños comerciantes, distribuirá en los próximos días una circular entre sus socios para pedir que se cumpla con las inspecciones técnicas. "Hay que tener en cuenta que no sólo afecta al comercio que se cae, sino a todos los de alrededor", subraya su presidente, José Cañete.

El presidente de Aprocom espera, además, reunirse en los próximos días con el delegado de Urbanismo, Rafael Carmona, para pedirle más contundencia en la inspección técnica. "Queremos que Urbanismo se meta a fondo, que inspeccione lo que tenga que inspeccionar, y contará con nuestra ayuda", subrayó Cañete, quien advierte, además, de que en muchos casos los comerciantes son arrendatarios del local y "no está en su mano" conservar el inmueble.

Los vecinos del casco histórico coinciden también en exigir a Urbanismo que extreme su vigilancia. "Hemos informado a Urbanismo de varias casas que están muy dañadas y nunca nos han contestado", asegura Concha Buzón, presidenta de la asociación La Cardo, que reúne a vecinos de las zonas de San Marcos y San Luis, un barrio que ya sufrió la muerte de una joven por la caída de una fachada en la calle Bustos Tavera en 1998.

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