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AL VOLANTE | PRUEBA
Columna
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Cumple bien en todo

El Carens es uno de los monovolúmenes compactos más baratos, pero cumple bien en todo lo importante y no exige asumir carencias destacables. Tiene un tacto de conducción menos refinado que otros rivales europeos, pero en lo demás puede dar un buen servicio y ofrece un equilibrio correcto, tanto por funcionamiento mecánico como por comportamiento dinámico.

Un turbodiésel alegre

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Un coreano sin complejos

El nuevo Kia estrena un motor 2.0 CRDi turbodiésel de 112 CV que le sitúa entre los más potentes de la categoría. Incluye los últimos avances -inyección directa, raíl común y 16 válvulas-, pero lo mejor es que responde con mucha fuerza desde apenas 1.000 vueltas, sube de régimen con alegría y se estira hasta casi 4.500 revoluciones. Además tiene un cambio de cinco marchas bien escalonado que aprovecha la potencia y mueve bien sus 1.400 kilos (100 más que otros rivales).

El Carens viaja a buen ritmo, mantiene ritmos de crucero elevados sin gran esfuerzo y sube sin pereza. Y es un buen viajero porque tiene suficiente nervio para adelantar, al menos si se hace en la marcha adecuada. Sólo acusa el peso en las aceleraciones -tarda en lanzarse- y, sobre todo, en los consumos, que no son tan bajos como los de otros turbodiésel. A ritmos tranquilos gasta siete litros y sube a nueve en ciudad y conducción rápida, un litro más que sus rivales más austeros. Pero el aspecto más mejorable es la insonorización porque no está bien aislado: el motor y los ruidos de rodadura se oyen más de la cuenta.

Cómodo y manejable

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Salvo estos detalles, el Carens resulta bastante cómodo y hace sentirse a gusto enseguida: se conduce fácilmente y es muy estable. Tanto en ciudad como en carretera responde con agilidad y da sensación de aplomo, lo que supone una gran mejoría respecto al anterior. Una de las claves son las nuevas llantas (15 pulgadas), que mejoran la sensación de seguridad y consistencia en trazados rápidos. Y aunque las suspensiones son blandas y absorben con suavidad los baches, el mayor tamaño de las ruedas reduce el balanceo en las curvas y hace que obedezca con más precisión al volante. Pero lo mejor es la nobleza de reacciones, que permite al conductor sentir que tiene todo bajo control.

Los frenos paran bien el peso e incluyen ABS de serie en toda la gama, una solución imprescindible en un familiar: mejora la seguridad en situaciones críticas.

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