Blix asegura ante la ONU que los inspectores no han encontrado armas de destrucción masiva
Powell mantiene que EE UU ha entregado a los expertos una cantidad "significativa" de datos
El jefe de la agencia de desarme de la ONU en Irak, Hans Blix, confirmó ayer que no ha encontrado ninguna prueba que demuestre que Bagdad posee armas de destrucción masiva. Blix repitió, sin embargo, que no está satisfecho con la reciente declaración iraquí sobre su programa de armamentos y pidió más tiempo para llevar a cabo su misión. Ante la normalidad de las inspecciones, Estados Unidos y Reino Unido parecen dispuestos a otorgárselo. El 27 de enero, fecha en la que Blix debe entregar su primer informe al Consejo de Seguridad, ya no se considera como el último plazo.
Blix, jefe de la Comisión de Inspección y Verificación de la ONU (Unmovic), y Mohamed el Baradei, responsable del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), comparecieron ante el Consejo de Seguridad para dar una primera estimación del trabajo sobre el terreno y analizar el informe entregado por Bagdad el pasado 8 de diciembre.
"Llevamos allí desde hace casi dos meses y hemos cubierto el país de forma muy amplia, pero no hemos encontrado pruebas" de la existencia de armas de destrucción masiva, señaló Blix. Reafirmó lo que ya dijo a finales de diciembre: que la declaración iraquí de casi 12.000 páginas es incompleta y "deja muchas preguntas sin respuesta".
El tándem de especialistas debe entregar un informe más completo el próximo 27 de enero. Hasta ahora esta fecha se consideraba como el último plazo para valorar si Irak infringía las resoluciones de la ONU y preparar la guerra. Pero la aparente normalidad de las inspecciones y la casi certeza de que a finales de mes Blix repetirá que no dispone de pruebas suficientes han alterado las prisas del Consejo, y especialmente las de Washington.
"La fecha del 27 no tiene ningún significado especial", dijo ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, "la idea es que los inspectores sigan trabajando". Fleischer aseguró que la presencia de soldados estadounidenses en el Golfo forma parte de la iniciativa diplomática para obligar Irak a acatar las resoluciones.
El Reino Unido también se mostró dispuesto a ampliar los plazos. "Hay que tranquilizarse el 27. El informe es parte de una serie. Los inspectores necesitan más tiempo para trabajar", declaró el representante británico, Jeremy Greenstock.
Blix también alejó la posibilidad de un ultimátum. Aseguró que después del 27 de enero tenía previsto entregar otro informe, a primeros de marzo, y que correspondía al Consejo de Seguridad "decidir qué paciencia" quería tener. El jefe de Unmovic y su colega de la OEIA tienen previsto viajar a Irak el próximo día 18 para entregar a las autoridades iraquíes una lista de cuestiones pendientes.
Unmovic, que empezó su complicada tarea el pasado 27 de noviembre, tiene sobre el terreno a 110 inspectores encargados de vigilar un país del tamaño de España.
Si Bagdad parece disponer ahora de más tiempo, deberá dar mayores pruebas de su disponibilidad. La nueva fórmula empleada ayer para valorar la actitud del régimen de Sadam Husein fue "cooperación activa". "La cooperación pasiva de Bagdad ha sido buena, pero todavía no ha desplegado una cooperación más activa en los temas de sustancia", subrayó el embajador Greenstock.
"No hemos podido realizar entrevistas en privado en Irak", se quejó Mohamed el Baradei refiriéndose a la lista de 500 científicos iraquíes que Bagdad entregó la semana pasada. Unmovic está pensando en trasladar algunos de ellos a su base en Chipre para interrogarlos.
Información de EE UU
El problema al que se enfrenta ahora Naciones Unidas, apremiada por Wasington, es que, pese a sus sospechas, no ha podido demostrar que Sadam Husein sigue teniendo o fabricando armas de destrucción masiva. Blix ha pedido a los miembros de la ONU, y muy especialmente al Gobierno estadounidense, que le proporcionen información.
En una entrevista al Washington Post, el secretario de Estado, Colin Powell, indicó que EE UU había entregado a los inspectores una cantidad "significativa" de datos para permitirles llevar a cabo su trabajo con "mayor agresividad". Indicó, sin embargo, que se reservaba algunas informaciones confidenciales a la espera de ver el uso que hacían los equipos sobre el terreno de los documentos entregados.
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