16 años de cárcel para el etarra Dorronsoro por un atentado con lanzagranadas
La Audiencia Nacional ha condenado a 16 años de prisión al dirigente etarra José María Dorronsoro Malaxetxeberria al haber sido considerado cómplice en un atentado contra el Gobierno Militar de San Sebastián cometido por el comando Donosti de ETA el 7 de julio de 1987. La explosión causó importantes daños materiales y lesiones de diversa consideración a cuatro militares.
El tribunal, sin embargo, ha absuelto al etarra de los tres delitos de asesinato en grado de tentativa de los que también estaba acusado.
Dorronsoro fue responsable del aparato político de ETA y también integró el aparato de financiación de la banda hasta que fue detenido en Francia en agosto de 1993. En ese país ha cumplido 10 años de condena por delito de asociación de malhechores con fines terroristas, lo que equivale a pertenencia a ETA.
El archivo de ETA
El ex dirigente etarra es muy conocido, ya que en su poder fueron encontrados más de 100 discos de ordenador en lo que los franceses consideraron el mayor archivo sobre ETA jamás incautado.
Su importancia se ha desvelado años más tarde, cuando esos documentos sirvieron al juez Baltasar Garzón para desarticular varias organizaciones del entramado del Movimiento de Liberación Nacional Vasco ( MLNV), el llamado entorno de ETA, entre el que destaca el aparato de relaciones internacionales de la banda, Xaki.
La sentencia de la Audiencia Nacional, hecha pública ayer, declara probado que el 7 de julio de 1987 los integrantes del comando Donosti de ETA -de los que Erro Zazu y Etxaburu Solabarrieta ya fueron condenados en su día- aparcaron un coche Renault 5 frente al edificio del Gobierno Militar de San Sebastián, en cuyo maletero habían colocado cuatro tubos lanzagranadas.
Uno de los etarras activó el temporizador y las granadas impactaron contra el edificio militar ocasionando lesiones a los cuatro militares citados y daños materiales cuantiosos.
Dorronsoro había trasladado en su vehículo a los miembros del comando hasta Lasarte, una localidad próxima a San Sebastián, donde robaron el Renault 5 a punta de pistola a su propietario, a quien dejaron atado a un árbol en un monte próximo. Luego fue abriendo camino por delante del coche sustraído para evitar controles policiales hasta una bajera donde los terroristas prepararon el coche con los tubos lanzagranadas y un mecanismo de activación.
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