Maltratada hasta después de morir
La justicia holandesa acusa a una pareja por el asesinato y descuartizamiento de una niña de cuatro años La justicia holandesa acusa a una pareja por el asesinato y descuartizamiento de una niña de cuatro años
La fiscalía de Zutphen, al este de Holanda, ha solicitado quince años de cárcel y tratamiento psiquiátrico inmediato para Wanda Rikkers, de 26 años, por considerarla cómplice del asesinato de Rowena, la mayor de sus tres hijas, fallecida en agosto de 2001 y cuyos restos descuartizados aparecieron luego en diversos lugares del país. Una pena similar fue solicitada el lunes para el padrastro, Mike Jansen, de 33 años, que habría maltratado hasta la muerte a la víctima. Presuntos responsables de uno de los casos más macabros recordados por la policía de los Países Bajos, la pareja fue detenida en el centro de Murcia cuatro meses después de que se produjera el crimen. Wanda estaba embarazada de su tercera hija.
La fiscalía ha pedido quince años de cárcel para la madre de la víctima y el padrastro
Rowena Rikkers tenía cuatro años cuando su padrastro la mató supuestamente de tanto pegarle. Aunque los forenses no han podido establecer las causas del óbito, se presume que pereció asfixiada. En su corta vida, la niña había sido golpeada, encerrada y "tratada como un perro", según el relato de los fiscales. Antiguo policía de Rotterdam expulsado del cuerpo por fraude, Mike Jansen pesa unos 120 kilos y abusaba de la niña como si se tratara de un adulto de su mismo tamaño. "Le daba sin cesar hasta que su cuerpo no lo resistía más", declaró la madre a la policía, poco después de su arresto.
Aunque la defensa del padrastro mantiene que la autora material del crimen es Wanda, la acusación los considera cómplices. Él habría creado un clima de violencia en la casa que compartían que desembocó en el asesinato. Ella no hizo nada por evitarlo y le dejó hacer hasta que su hija murió.
El delito habría merecido la cadena perpetua si no fuera porque Jansen sufre, según los psiquiatras, un trastorno de la personalidad con toques narcisistas y antisociales que le lleva a exagerar todo lo que hace. Sus abogados aseguran que la madre ya pegaba a Rowena antes de conocerle porque decía que la menor "era muy difícil de controlar". Luego, aseguran, al quedarse nuevamente embarazada, esta vez del acusado, habría amenazado a su pareja con dañar a la hija que iban a tener juntos si la denunciaba. Después de declararse autor de los abusos, el padrastro negó los hechos en cuanto nació la hija de ambos en el verano pasado. La pequeña permanece desde entonces en un hogar de acogida.
Conocida como la niña de Nulde, por la localidad del centro de Holanda donde fue hallado su tronco, el cuerpo de Rowena fue congelado, descuartizado y mutilado para evitar su identificación antes de esparcir los pedazos por diversos puntos del país.
El padrastro sostiene que se limitó a mirar cómo la madre le cortaba las yemas de los dedos para borrar las huellas dactilares. También le desfiguraron el rostro con una cuchilla y abandonaron la cabeza cerca del puerto de Hoek van Holland. La pequeña acabó siendo identificada por la dentadura y con ayuda de expertos en reconstrucciones faciales de la policía.
En la vista de ayer no fue mencionado el futuro de Rochelle Rikkers, hermana de Rowena, que tiene ahora cuatro años y presenció el descuartizamiento. Analizada por varios psicólogos, sus informes aseguran que también sufrió abusos físicos y psíquicos "con un fondo sádico" a manos de los dos adultos.
El padre biológico de Rowena y Rochelle, Martin Huisman, perdió la patria potestad tras su divorcio de Wanda Rikkers. Contrario a que su hija menor fuera internada en un psiquiátrico para tratarle el trauma sufrido por la muerte de Rowena, ha logrado que le permitan verla a menudo para contribuir a su recuperación.
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