Un 'comeniños' en la televisión británica
La cadena que emitió una autopsia en directo programa ahora un acto de canibalismo para ganar audiencia
Si alguien piensa que la televisión en España abusa del morbo, es porque no recibe la señal del canal británico Channel 4. Esta cadena tiene previsto emitir el jueves las imágenes de un artista chino comiéndose el cadáver de un recién nacido y a otro chino, también artista, bebiendo un vino tinto en el que se ha marinado un pene humano.
Las escenas pertenecen a un documental sobre el arte extremo en China titulado Pekín se mueve y han causado un gran escándalo en el Reino Unido. Serán 50 minutos de polémica. Y de audiencia, a tenor por la publicidad que ha recibido ya en la prensa británica a lo largo de los últimos días.
No es la primera vez que Channel 4 logra la atención mundial con un asunto necrológico. En noviembre emitió una autopsia realizada en una galeria de arte y en directo por el doctor alemán y escultor Günter von Hagens. Así, el canal abandera la transgresión televisiva en pos de la audiencia. Las críticas no han tardado en lloverle, en parte porque después de la autopsia y del canibalismo, ¿qué hará la próxima vez la cadena? La parlamentaria conservadora Anne Widecombe afirmó directa: "Este documental es monstruoso".
En el documental, un artista chino prueba el cadáver de un bebé que nació muerto
Una diputada dice que es monstruoso y el canal defiende que es para entender el arte
El presentador del programa, el crítico de arte del diario Sunday Times Waldemar Januszczak, defendió el valor educativo de la emisión: "Es importante comprender por qué China produce el arte más transgresor y oscuro de todo el planeta". Los responsables de la cadena han anunciado que sobre la pantalla se advertirá del duro contenido de las imágenes y de que puede herir la sensibilidad de los espectadores más reacios a la antropofagia.
Mientras, el artista que encendió la polémica, Zhu Yu, defiende que "ninguna religión prohíbe el canibalismo". Yu, que es cristiano, asegura que la religión juega un papel muy importante en su obra y en su vida.
La posible violación de las leyes tampoco perturba a Yu. "No hay ninguna ley que nos prohíba comer personas. Me aprovecho del espacio entre la legalidad y la moralidad y lo convierto en la base de mi trabajo", afirma. Un trabajo que hasta 2001 no pudo salir de China. Las autoridades del país prohibían la exportación del llamado arte extremo.
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