"Mi diputado favorito es mi jefe, Anasagasti"

Pregunta. Los periodistas parlamentarios le han nombrado diputado revelación. ¿Es usted un hallazgo?

Respuesta. Para mí, no, porque ya me conocía.

P. ¿Cuáles son sus gracias?

R. Pocas. Lo que tengo de ágil y espontáneo procede de mi rama italiana, que es mi segundo apellido.

P. ¿Qué ha aprendido en lo que va de su primera legislatura?

R. A sintetizar ideas y a formularlas en términos inteligibles.

P. ¿Le gusta el banco azul?

R. En él tienes dos o tres motivos para reconocer cierta capacidad y cierta dotación intelectual; pero el resto, ningún relumbrón.

P. ¿Cómo se llaman esos motivos?

R. El doble casco está bien dotado; quienes dedican un rato a preparar sus intervenciones merecen elogios; y me han sorprendido gratamente las arenas de la playa.

P. ¿Y de la oposición?

R. Me gusta Llamazares. Y Paco Rodríguez, del BNG.

P. ¿Quién es su señoría favorita, aparte de usted mismo?

R. Yo no soy mi señoría favorita. Le voy a dar una respuesta ortodoxa: mi jefe, Anasagasti.

P. Más que ortodoxo es usted un pelota.

R. Total. En privado, no, ¿eh? En público toca.

P. Señale al diputado más pesado.

R. Uno de los más pesados es Rafa Cámara, del PP. En todos los órdenes.

P. ¿De dónde le viene su pico de oro?

R. No creo que sea eso lo que ha provocado mi nombramiento como diputado revelación, sino el trabajo concienzudo y sistemático.Creo poco en la espontaneidad parlamentaria.

P. ¿ El PNV está falto de cariño en Madrid?

R. Está muy falto de cariño en público; a nivel privado, no tanto.

P. ¿Usted forma parte del ala cara-amable de su partido?

R. Creo que sí.

P. Dicen que está más cerca de la orilla estatutaria que de la otra.

R. Tendría que decirme usted cuál es la otra orilla.

P. La de enfrente.

R. Yo nunca he sido de la orilla de enfrente.

P. ¿Le da a la bici por fidelidad a Ibarretxe?

R. En absoluto. Cuando empecé a darle a la bici no le conocía.

P. ¿Quién pedalea mejor?

R. Supongo que en carretera me ganaría; pero en montaña, ya me gustaría medir fuerzas con él.

P. O sea, que es usted partidario de echarse al monte.

R. Bueno, soy partidario de ir al monte en bicicleta.

P. ¿Nunca se pregunta a qué se debe que compañeros de otros partidos tengan que llevar escolta y usted no?

R. Sí: a la arbitrariedad de quien fija los objetivos de la pistola, que hasta en eso es caprichoso.

P. ¿De mayor preferiría parecerse a Arzalluz, a Mayor Oreja o a Odón Elorza?

R. ¿No tengo más alternativas?

P. ¿Comparte la encuesta que da a Arnaldo Otegi como el más guapo de los vascos?

R. A mí personalmente no me resulta atractivo. Ni en eso ni en otras cosas.

P. Castigó a su hijo pequeño con un vídeo de sus intervenciones en la Cámara. ¿Qué dijo el Defensor del Menor?

R. No intervino, porque no llegó a haber denuncia.

P. ¿Lo hizo para que no pensara que era pianista de cabaret?

R. Pensé erróneamente que le impresionaría verme hablar desde una tribuna tan distinguida.Y no fue igual que si me hubiera visto en la delantera del Athletic o saludando a un pokemon en persona. A Pikachu, por ejemplo.

P. Su mujer es soprano. ¿Le canta las cuarenta?

R. Sí me las canta, sí. Pero con franqueza.

P. ¿Usted se baila algo más que el aurresku?

R. Yo bailo lo que sea, no sólo danzas vascas. Tengo una espléndida compañera de baile que es mi hermana.Y canto milongas.

P. ¿También las cuenta?

R. También. Pero prefiero cantarlas. Como tangos y rancheras.

P. En el PSOE dicen que es buena persona, brillante, simpático. ¿Qué les da?

R. Cariño. Igual les hace falta un poco de cariño.

P. ¿Cómo encuentra al PP?

R. Chulo, engreído, prepotente. Aunque hay excepciones.

P. Si un hijo le sale del PP, ¿lo deshereda?

R. No, en absoluto. Si él ha optado consciente y reflexivamente, no tengo ningún problema.

P. ¿Siempre quiso llegar a diputado?

R. Para nada. Lo que más me hubiera gustado es ser tenor de ópera. Salir al escenario y llenarlo con tu vozarrón...

P. ¿Cuál es su meta en política: ser Luisa Fernanda Rudi, Ibarretxe, Aznar?

R. No tengo ambiciones concretas en lo político; en lo humano, sí: llegar a un estado de consenso con mi entorno que me permita vivir en paz.