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Entrevista:JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO | ESPAÑA

"La crisis del 'Prestige' nos ha obligado a estar preparados para gobernar"

Josep Ramoneda

Se hundió el Prestige y el año dio un vuelco. La marea negra lo ha contaminado todo: la costa, la vida social, los medios, la política, y se ha convertido en una metáfora de los tiempos que vivimos. Bajo el impacto del Prestige, que, según dice el propio Zapatero, le obliga a estar ya a punto para gobernar, repasa 12 meses que han tenido un inesperado y trágico final.

Pregunta. ¿El caso del Prestige es la demostración de la impotencia del Estado al que los ciudadanos pagan para que les proteja?

Respuesta. Detrás de la tragedia del Prestige hay tres hechos muy claros: que la defensa de un mundo globalizador desde parámetros neoliberales abre las puertas a la codicia, ya que el beneficio, a costa de la ciudadanía y del medio ambiente, no está controlado; que el discurso de menos Estado y más sociedad, defendido en España por el PP, provoca una quiebra del seguro colectivo que es el Estado; y que se hace urgente la defensa de la política, porque la derecha económica de nuestro tiempo quiere mandar sin política.

"El modelo del PP de 'menos Estado, más sociedad' ha fracasado. Ha fallado el modelo y ha fallado el espíritu democrático"

P. ¿Qué se puede hacer para que la mala gestión de la crisis del Prestige por parte del Gobierno no salpique a la política entera?

R. Más política democrática. Aquí no ha fallado el Estado ni la política. Ha fallado el Gobierno, que en su permanente afán de no responsabilizarse del país intenta extender al conjunto de la política el malestar de la gente.

P. ¿Ha pensado estos días que algo como el Prestige podría ocurrir siendo usted presidente?

R. Evidentemente. Sobre todo viendo la rabia que me produjeron las imágenes de los marineros luchando en absoluta soledad con el fuel. Allí no estaba el Estado.

P. El Gobierno le acusa de haber hecho más oposición que solidaridad con los afectados.

R. Las dos primeras semanas quisieron quitarse la responsabilidad de encima, minimizando el problema. Ha llegado un momento en que todo el mundo ha percibido su fracaso, y ahora sólo tienen el reflejo de la personalidad autoritaria: no asumir los fallos y atacar a la oposición con mentiras. El paradigma de la deslealtad en democracia es la mentira.

P. Es penoso que Europa no tenga bien reguladas cosas como el tráfico marítimo. Da una imagen de fragilidad notable.

R. Demuestra que Europa no puede ser sólo un espacio para el libre comercio, porque ante todo ha de ser un espacio público para los ciudadanos, y que el Prestige debería abrir un escenario de transparencia sobre la influencia de determinados lobbies. ¿Qué presencia hay de personas vinculadas a los principales lobbies navieros en la Comisión y en algunos departamentos de relevancia? ¿Por qué hasta ahora se ha frenado una legislación más exigente con el tráfico de barcos basura?

P. Este año ha sido el de la apertura oficial de la sucesión de Aznar. El presidente empezó con un congreso triunfal, pero desde la huelga general de junio entró en el peor periodo de su mandato.

R. Han pasado de las nubes al descrédito. El modelo del PP de menos Estado y más sociedad ha fracasado. La realidad ha sido menos servicios públicos, menos seguridad y más poder económico para unos pocos. En el desarrollo de la mayoría absoluta se ha evidenciado el talante autoritario, el poco espíritu democrático del Gobierno. A unos buenos servidores del Estado se les ve en las situaciones de crisis, y lo que hemos visto en estos últimos meses ha sido elocuente: ha fallado el modelo y ha fallado el espíritu democrático.

P. Usted ha conseguido consolidar una imagen y un estilo, pero para poder ganar le falta acreditar la capacidad de gobernar.

R. La capacidad de gobernar se acredita con los hechos. Los ciudadanos habrán comprobado mi capacidad para aunar voluntades, cohesionando el partido socialista, y habrán comprobado, con mi apoyo al Gobierno en situaciones trascendentales, que soy capaz de pensar antes en mi país y en el Estado que en los intereses de mi partido. Yo tenía fijado un proceso y unos tiempos: primero, lógicamente, el asentamiento en la dirección renovada; segundo, la cohesión del partido, y finalmente, la alternativa del socialismo de los ciudadanos. La situación de crisis política nos va a obligar a estar preparados ya para gobernar con todas las garantías y con toda la fuerza.

P. En tiempos en que hay muchos interrogantes sobre la izquierda, ¿qué puede ofrecer el PSOE que no pueda ofrecer la derecha?

R. El cambio más importante será en el funcionamiento de la democracia. La izquierda tiene como objetivo central ganar espacios democráticos para la ciudadanía. Esto supone dos cosas: tener coraje para hacerlo y saber que el modelo tradicional de partido no es útil para esta situación. El segundo gran elemento de cambio debe producirse en el juego de las relaciones de poder real en el ámbito de la economía. Creo que el mandato electoral que recibiré será recuperar la dignidad del Estado y de lo público, y hacer un reequilibrio del poder económico en España, que el PP ha acumulado en muy pocas manos.

P. Los partidos son un instrumento que ha quedado un poco anticuado.

R. El horizonte de los partidos modernos es la democracia interna. Si tengo posibilidades de ganar las próximas elecciones es porque fui elegido democráticamente por mi partido, lo que dio credibilidad porque no era previsible mi elección. El PP se verá obligado a un gran proceso de renovación si quiere representar de verdad al centro-derecha. No es pensable, en el futuro, que partidos que tengan de verdad opción de gobernar y voluntad de ser referencia social no funcionen democráticamente. El uniformismo y la propaganda provocan irritación democrática.

P. En Europa, y en España, estamos viendo cómo los partidos conservadores, en materia de seguridad o de inmigración, están asumiendo la agenda de los partidos populistas.

R. La izquierda tiene que acometer los problemas reales de la sociedad. Si la izquierda no habla del fenómeno de la inmigración, y deja únicamente el discurso reaccionario de cierre psicológico y de prevención, la gente entenderá que no tiene respuesta. La inmigración se debe afrontar en clave de una Europa con capacidad de abrir fronteras, de responder a los mejores valores de la Ilustración, de ser el mejor motor de la cooperación al desarrollo. Los países de Europa tienen un compromiso con África. Sí a la ampliación, sí a la reconciliación con la Europa que ha sufrido, la Europa central; pero, paralelamente, un gran plan de cooperación con África.

P. Europa ha asumido con bastante normalidad el euro, ha entrado en el proceso de constitucionalización y en una nueva ampliación. Sin embargo, se dice que estamos ante un momento de regresión hacia un mayor poder de los Estados.

R. Cada vez que hay procesos de unidad en las formas políticas se desactivan conflictos y se abre mentalmente y culturalmente la convivencia. Europa está en un momento decisivo y hay que avanzar sin temor, con una Constitución europea vinculante, con una carta de derechos fundamentales exigibles, con una división de poderes y con una concepción federal. La Unión Europea tiene que fomentar una sociedad europea, que es lo que realmente consolidará el proyecto. Organizarse socialmente supone un catálogo de símbolos pactados. Ahora la moneda es un símbolo de todos, y es muy bueno que nadie sienta nostalgia.

P. Es necesario fijar unos límites de Europa o tiene que estar siempre abierta a nuevas incorporaciones.

R. Creo que hay que dejarla siempre abierta para dar la perspectiva de que Europa es algo más que un espacio físico. Europa es un modelo de convivencia. No sería un buen mensaje para el resto del mundo y para los vecinos de otras culturas decir que hemos hecho una cosa sólo para nosotros.

P. La cristiandad ¿debe figurar en el preámbulo de la Constitución europea?

R. No. Siempre que cartas políticas han intentado recoger herencias y tradiciones de una religión, han dividido más que unido.

P. ¿Qué puede hacer Europa ante la guerra antiterrorista de Bush? ¿Tiene que adaptarse o puede, esta vez, tomar una actitud diferenciada?

R. La doctrina del orden internacional que intenta imponer Bush es profundamente negativa para la convivencia y para los intereses de Europa. La doctrina del ataque preventivo militar es un horror, un paso atrás en las relaciones internacionales. Europa tiene que decir que no, y, de este modo, ayudar al debate en el seno de la sociedad americana. Blair mantiene la tesis de que acercándose a EE UU es como se le frena. Vamos a ver que sucede con Irak.

P. Aquí tenemos una opinión pública muy reacia a la política de Bush y un Gobierno completamente entregado a ella. Difícil de gestionar, ¿no?

R. Aznar cree que los vientos de la historia los va a marcar la doctrina Bush. Tanto sacar pecho patriótico y, sin embargo, ha estado más dispuesto a ofrecer soldados a Bush que mandarlos a Galicia.

P. Este año hemos visto las crisis profundas de algunos Estados en Latinoamérica. ¿Podría hacer España más de lo que hace?

R. Debería poner todo el esfuerzo, desde Europa, directamente con EE UU, para que haya un cambio de actitud del FMI, que no tiene en cuenta lo que necesita cada país en cada momento. El neoliberalismo ha caído en el mismo error del marxismo: creerse una interpretación científica de cómo tiene que funcionar la economía y la historia. España, en los últimos años, ha abandonado la política en Latinoamérica en manos de las empresas. Como partido socialista tenemos un objetivo: la construcción de partidos socialdemócratas en América Latina.

P. Para acabar, el País Vasco. Los dos temas de este año han sido el plan de Ibarretxe y el proceso de ilegalización de Batasuna.

R. ETA está peor. Cada vez hay menos gente dispuesta a seguir su fanatismo. La propuesta del lehendakari ha tenido una ventaja: muchos han visto el abismo de cerca.

LUIS MAGÁN

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