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Reportaje:LULA DA SILVA | INTERNACIONAL

La gran esperanza

Juan Arias

Al nuevo presidente de la República, Luiz Inácio Lula da Silva, los brasileños lo llaman Lula a secas. Lo aman más que al Partido de los Trabajadores (PT) que fundó. Su carisma es indiscutible. Antes incluso de haber tomado posesión de su cargo como presidente de la República ya está revolucionando el modo de gobernar tradicional haciendo participar a la opinión pública de sus decisiones y entablando un diálogo personal y hasta físico con la gente de la calle. De él se dice que podría ser el nuevo líder de Latinoamérica.

Sin estudios, de familia que vivía en la miseria, con un dedo mutilado de su etapa en una fábrica, ex vendedor ambulante, el nuevo presidente tiene una virtud que nadie le niega: la tenacidad. Cuatro veces consecutivas intentó conquistar la Jefatura del Estado hasta que lo consiguió. A quienes le reprochaban, durante la campaña electoral, que no tenía experiencia ni universitaria ni político-administrativa, les respondía que no había nadie que conociera como él hasta la última aldea del país, con todas sus miserias e injusticias. Y prometió que, si ganaba las elecciones, sus ministros visitarían el Brasil de la miseria y del hambre.

Lula cuenta ya, antes de iniciar su gobierno, con el consenso del 80% de la población brasileña tras obtener casi 60 millones de votos
Sin estudios, de familia que vivía en la miseria, ex vendedor ambulante, el nuevo presidente tiene una virtud que nadie le niega: la tenacidad

Y ha sido esta tenacidad en la lucha para lograr un Brasil más justo y más rico con su sola experiencia de autodidacta lo que le ha permitido conquistar a los americanos en su primera visita a EE UU, a pesar de que Lula había dicho que con él presidente sus ministros "no se iban a quitar los zapatos en los aeropuertos estadounidenses".

Su triunfo y su carisma se debe no sólo a su simpatía personal, sino a haber sabido dar esperanza en vez de infundir miedo. Se debe a su gran capacidad de diálogo con todas las fuerzas políticas, incluso con las por él denostadas Fuerzas Armadas, que lo habían encarcelado durante la dictadura.

Ha prometido que en cuatro años no habrá brasileño hambriento. Y la gente le cree. Su primer nombramiento ha sido para Medio Ambiente, en la persona de una senadora mulata de 42 años, incorruptible, luchadora, que fue alfabetizada a los 16 años.

Lula cuenta ya, antes de iniciar su gobierno, con el consenso del 80% de la población tras obtener casi 60 millones de votos, lo que le convierte en uno de los políticos más votados del mundo.

REUTERS

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