Ciudad sin ley
En algunos ámbitos se empieza ya a conocer a Sevilla como la ciudad sin ley. Un claro ejemplo de esto es el entorno de la Alameda. A la luz del día, públicamente, sin ningún tipo de tapujos y en las mismas barbas de la Policía Local, que pasa una y otra vez por este entorno y mira para el otro lado (supongo que quien puede decírselo le ha dicho que lo haga), la Alameda se ha convertido en un aparcamiento de superficie, rotatorio y de gestión particular (el pueblo ha decidido lo que los políticos que nos gobiernan llevan discutiendo varios años).
Ciudadanos de la muy noble, etc, etc, ciudad de Sevilla, ombligo del mundo y maravilla de las maravillas, cada vez que con vuestros coches convertís la Alameda en un estercolero, circulando por las aceras, destrozando los marmolillos y tirando las farolas demostráis que os importa un pimiento la ciudad que le dejaréis a vuestros hijos y que no os preocupa que el dinero de vuestros impuestos se vaya al garete.
Ecologistas salvadores de la Alameda, que tanto os opusisteis al aparcamiento subterráneo y que tantos esfuerzos dedicasteis a proteger los árboles. Por fin comprendo vuestros anhelos. Os negabais al aparcamiento subterráneo porque lo que queríais era que se estableciera un aparcamiento en superficie y lo de los árboles era por la sombra, que no conviene que se recaliente el volante. Vecinos de la Alameda. Bueno no voy a decir nada de los vecinos de la Alameda. Tenemos lo que nos merecemos. Y nuestros políticos... en algunos ámbitos, se empieza ya a conocer a Sevilla como la ciudad sin ley.
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